El Banco Central de Venezuela publicó ayer la convocatoria a la oferta del Bono Soberano Amortizable 2031 con un valor nominal de $4,2 millardos con vencimiento al 5 de agosto de 2031 y cupón de 11,95%, pagadero semestralmente.
La oferta se inició este miércoles 27 de julio y culminará el próximo viernes. Se aceptarán órdenes de compra por un mínimo de $3.000 a un tipo de cambio de Bs.F.4,30:$.
Según se informa 40% de la oferta sería destinado al sector productivo nacional, y el 60% restante ($2,5 millardos) estará disponible para personas naturales o empresas que no figuren dentro de esa categoría. La adjudicación se anunciará el 1° de agosto.
El supuesto objetivo de la emisión sería el de financiar el servicio de la Deuda Pública, la Gran Misión Vivienda Venezuela y la Gran Misión Agro Venezuela. La verdadera razón detrás de estos objetivos es suministrar a la economía los dólares que necesita para funcionar y dotar al mercado de nuevos instrumentos que sirvan para alimentar al SITME. Sobre todo, cuando en agosto el sector importador debe contar con las divisas para aprovisionarse con miras a la demanda de fin de año.
El Gobierno también dispondrá de más bolívares, a través de las misiones señaladas y de otros mecanismos, incrementar el gasto fiscal y con ello tratar de dinamizar a la economía, sobre todo con miras a las elecciones de 2012.
Este nuevo endeudamiento no se justifica de manera alguna, menos cuando el Gobierno cuenta en 2011 con un precio promedio del barril de petróleo de $98,77, 37% más que en 2010.
Además de comprometer el ingreso futuro de la República en pagos de intereses y amortizaciones de capital de deuda, esto significará un exacerbamiento de las presiones inflacionarias de la economía. Cuando estos bolívares que el Gobierno recibe sean vertidos a través del gasto público, generará una mayor demanda de bienes que, en una economía que cada vez produce menos, tendrá como resultado mayor inflación y escasez.
Sin embargo, todo vale para este Gobierno cuando se está en período pre electoral.
El futuro se torna cada vez más negro. La inflación en Venezuela acumula desde febrero de 2003, cuando empezaron a implementarse los controles, 458%. Con nueva deuda y la aplicación de una Ley de Costos y Precios Justos, esa tendencia será imposible de revertir.
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