Participación en zonas populares se hizo sentir. Electores de los barrios salieron a la calle. Centros electorales mostraron gran afluencia de personas, hasta en aquellas zonas llamadas "chavistas"
DAYIMAR AYALA ALTUVE/TalCualDigital
No hubo toque de diana y tampoco caravanas anunciando que eran las elecciones, pero el oeste de Caracas se levantó con el ánimo de romper el mito de que esa zona es "roja-rojita". Por el centro de la capital el domingo fue un día normal, salvo por la atípica imagen de colas en los principales centros electorales.
Los votantes no rompieron su rutina dominical, en las filas se veía familias con bolsas de mercado, señores leyendo el periódico y los más jóvenes con audífonos para sortear la espera. Hasta los perros salieron a las calles para acompañar a sus dueños a ejercer el derecho al voto.
San Martín y la parroquia San Juan se revelaron a la etiqueta de zona chavista y los habitantes acudieron masivamente a las máquinas. En el liceo 19 de Abril, la cola le daba vuelta a la esquina, mientras que la Particular San Juan estaba concentrada en votantes que aprovechaban la espera para ponerse al día con los vecinos.
El liceo Fermín Toro de El Silencio mostró participación a cuentagotas, pero las mesas no estuvieron vacías en ningún momento. El Paraíso no se excluyó de la jornada y por el contrario tuvo una alta participación. Tanto en el Pedagógico de Caracas como en el San José de Tarbes se vieron largas filas y un ambiente de entusiasmo que rayaba en algarabía.
CATIA DIJO PRESENTE
En la parroquia 23 de Enero, aparente médula del oficialismo, salieron sin miedo. Ni los colectivos que hacen vida allí, ni el inclemente sol pudieron ejercer presión para que la gente se quedara en sus casas.
Algunos esquivaban las cámaras por temor a represalias, mientras que otros, como la señora Mariela Falcón, decían: "Yo no tengo miedo, aquí estoy porque quiero un cambio". Quienes no estaban en la cola murmuraban asombrados entre ellos: "Qué cantidad de escuálidos".
En el liceo Manuel Palacio Fajardo, emblemático porque allí vota Hugo Chávez, no hubo tanta afluencia de electores. Sin embargo, los asistentes a ese centro estaban firmes en su decisión de participar y en la conversa de espera se podía escuchar "ya es mucho tiempo", "es necesario cambiar".
En el Ramón Isidro Montes de Pérez Bonalde la cola era menor que en otros centros y los que acudieron tomaron precauciones y se cuidaban de no salir en tomas fotográficas, "es que yo trabajo para una alcaldía y me pueden ver", manifestó una persona que prefirió mantenerse bajo anonimato.
CARICUAO SE BOTÓ DE GENTE
El Colegio San Agustín y la escuela bolivariana Tomás Vicente González estuvieron abarrotados de electores aun bajo el inclemente sol. Los que aprovecharon fueron los vendedores ambulantes, quienes hicieron su agosto en febrero. "Si tienes miedo cómprate esta máscara para que puedas votar", vociferaba un buhonero con antifaces y pelucas alusivas al carnaval.
La cola se extendía por varios metros en una empinada subida y el tiempo de espera era de 45 minutos a una hora, de acuerdo a declaraciones de los presentes, especialmente en el San Agustín que es uno de los centros más grandes de esa zona con 9.480 electores.
LA VISITA ECHÓ EL OJO
Desde República Dominicana llegó Henry Mejía, acompañante internacional, quien hizo un recorrido por los centros del oeste y resaltó a tempranas horas la gran participación. "No hay mayores quejas pero sí mucho entusiasmo, la gente acudió a votar".
Mejía señaló que esta semana presentarán un informe con todos los detalles del proceso, haciendo énfasis en el trabajo del Consejo Nacional Electoral. "Hemos preguntado mucho por eso", puntualizó.
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