FOTO: SAÚL UZCÁTEGUI
En cada recorrido que hace el candidato Capriles Radonski hay gritos, suspiros y risas. Emoción de la más pura, como cuando el pasado domingo los niños de los Valles del Tuy se abalanzaron sobre el gobernador mirandino y lo abrazaron en una auténtica montaña
La pasión no se puede ocultar. En cada recorrido que hace el candidato Capriles Radonski hay gritos, suspiros y risas. Emoción de la más pura, como cuando el pasado domingo los niños de los Valles del Tuy se abalanzaron sobre el gobernador mirandino y lo abrazaron en una auténtica montaña. Así de cercano es Henrique, no a través de una cámara, ni desde un salón con aire acondicionado, mucho menos desde otro país. No, Henrique está en la calle y la gente lo sabe y lo espera.
Especialmente las mujeres que aprovechan que el candidato galán se acerque para intentar robarle algo más que una mirada. Féminas al acecho, pues. Muack.
La pasión no se puede ocultar. En cada recorrido que hace el candidato Capriles Radonski hay gritos, suspiros y risas. Emoción de la más pura, como cuando el pasado domingo los niños de los Valles del Tuy se abalanzaron sobre el gobernador mirandino y lo abrazaron en una auténtica montaña. Así de cercano es Henrique, no a través de una cámara, ni desde un salón con aire acondicionado, mucho menos desde otro país. No, Henrique está en la calle y la gente lo sabe y lo espera.
Especialmente las mujeres que aprovechan que el candidato galán se acerque para intentar robarle algo más que una mirada. Féminas al acecho, pues. Muack.
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