La competencia es dura pero, sin duda alguna, la ganadora es María León. En el club de admiradoras de Chacumbele la diputada por Aragua tiene el primer lugar y el sábado en plena Asamblea Nacional demostró por qué
SIMÓN BOCCANEGRA(TalCualDigital
La competencia es dura pero, sin duda alguna, la ganadora es María León. En el club de admiradoras de Chacumbele la diputada por Aragua tiene el primer lugar. El pasado sábado en plena Asamblea Nacional demostró por qué.
Es la fan enamorada número uno de Esteban. La misma que casi llora cuando su tocaya María Corina imprecó al prócer de Sabaneta en enero pasado, en esta oportunidad no tuvo empacho, ella veterana comunista, en citar a la Biblia para llamar fariseos a los diputados democráticos.
Se desdijo de su ateísmo e invocó al creador para que ayude a su jefe a superar el trance en el que se encuentra. León volvió a demostrar que lo suyo no es simple disciplina partidista, es algo que ya tiene en sus genes y, sobre todo, en su corazón el cual es muy generoso para los hombres fuertes.
Es tan grande que no lo tiene partío, sino que lo comparte entre Fidel y Hugo Rafael. En el pasado sintió el mismo fervor por Stalin, Tito y los otros dictadores que mandaban en los países satélites de la URSS. Hasta para Mao hubo espacio en su corazón.
Si Hitler hubiera sido comunista, también habría recibido el amor de María. No es que no tenga competencia en el seno de la revolución. La ministra de la juventud del PSUV, Maripili Hernández, entorna los ojos y rasga con gran pasión el cuatro cuando le canta, la misma y repetida canción, a su comandante presidente.
Los chicharrones de Iris casi llegan a la combustión ante la presencia del líder. Cilia Flores agudiza su voz, lo único que puede agudizar, en presencia del caudillo. Ni qué decir de las tres damas integrantes del Poder Moral, que han hecho todo lo pedido y necesario para ganarse el sitial principal. Pero qué va. Con María León no hay quien pueda. Es simple, lo de ella más que amor, es frenesí.
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