Por: Fernando Rodríguez/TalCualDigital
Quien logre, con un mínimo de coherencia, sintetizar el Consejo Antigolpe, el Consejo de Estado, la salida de la CIDH, los runrunes de Bocaranda, la ópera de Aponte Aponte, el estatus real de Jaua, las negociaciones de Makled con el gobierno, el grupo de los 15 de Diosdado, la acusación de los tupamaros criollos contra los altos oficiales de la FAN propicios a caer en manos del Pentágono, los proponentes del diálogo de los dos bandos, las acusaciones de Fidel contra Obama a propósito de los ríos de sangre que hará correr en Venezuela y los países panas y la declaración de amor de Ozzie por el Caballo; quien lo sintetice, de verdad que gran sintetizador será. Un politólogo con muchos laudos.
Por ejemplo, el tal Consejo Antigolpe. Se supone que es para proteger al gobierno de un madrugonazo como el del 4-F. Pero también dice el mismo gobierno que la fuerza armada es integralmente socialista, bolivariana y, sobre todo, chavista. Claro, de no ser así, el jefe de los tupas endógenos tiene razón en pedir que le pasen el poder de las milicias a las organizaciones revolucionarias y pongan en salmuera a los jefes militares, pitiyankis emboscados. Pero el mismo señor ultroso aboga por que la herencia presidencial recaiga sobre Cabello, conocido como jefe de la derecha endógena (El Nacional, 4/5).
Como se verá, no es fácil el rompecabezas.
Pero supongamos que eso del antigolpe es una burda treta electoral para mostrar lo malvados que son Capriles Radonski y Ramón Guillermo Aveledo. Que el señor Carías, que preside un partido que tiene el coraje de llamarse Movimiento Revolucionario Tupac Amarú Patria Libre (Mrtapl), no debe tener una gran coherencia mental.
Y que eso de derecha endógena es un invento de los otros aspirantes pesuvecos. Puros trapos rojos, pues, concepto que explica el blanco y el negro y permite saltarse los análisis.
Pasemos, entonces, al Consejo de Estado, que suena más pomposo, constitucional. Algunos analistas duros, a veces implacables con la oposición por sus debilidades con el gobierno, han visto en éste un buen signo. Estaría constituido por chavistas con corbata, especie poco abundante, capaces de traer un poco de sensatez a este momento oscuro como boca de lobo. Aunque la corbata no hace al caballero, se podría abogar por que así fuera. Pero resulta que la orden del primer mandato presidencial es que busquen la manera de salirnos de la CIDH, tarea más bien sucia que nos hace más claramente forajidos afuera y sirve para tener más impunidad para cosas como dejar morir al desaparecido señor Brito y humillar a la juez Afiuni. Y no hay que ser muy mal intencionado para pensar que estos señores posiblemente mandarán, más que asesorarán, en caso de que Bocaranda esté tan bien informado como piensan muchos. Lo que dejaría de lado a Jaua y a la Constitución. Y quién sabe si las elecciones mismas. También aquí puede entrar lo del camarada Aponte Aponte, que parece un deslave que hay que parar a cualquier precio. Tarea no menos asquerosita, tapar corrupción judicial y narcotráfico, que la de ignorar instancias de defensa de derechos humanos. ¿Tendrá que ser tan empedrado e indecoroso el camino del tal diálogo? La verdad es que más vale esperar un poco de claridad, que el tiempo inmediato traerá, y no hablar pendejadas.
En cuanto a la tragedia de Ozzie más vale que la explique el diputado Braulio Álvarez, ese que se viste de guerrillero cubano y que algo debe saber de esas pasiones desmedidas.
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