viernes, 4 de mayo de 2012

Sin exclusión/Por mi Madre viernes 04may12

En la Plaza Altamira de Caracas está instalado hasta el próximo domingo el 4to Festival de Lectura. Es un evento organizado por Cavelibro, un montón de involucrados y la Alcaldía de Chacao. Allí se busca recuperar el espacio urbano con cultura, lectura, música, presentaciones, charlas y conversatorios.

Quienes apelan al simplismo lógico de la política criolla hablan de una Feria del Libro opositora, respuesta a la exclusión de la que organiza el Ministerio de Cultura en el oeste de la ciudad y que deja por fuera a un montón de gente no alineada con el "proceso" y da cabida a mil y un títulos de libros todos destinados a servir de piso a la venta de un socialismo. Sin embargo, allí, a pie de la plaza que el chavismo usa para simbolizar a la oligarquía y al golpismo, se ubican dos grandes stands, los de la Alcaldía de Caracas y el del MinCultura. Sí, desentonan pero nadie los ataca aunque pocos entran. Pero allí están, demostrando la apertura. ¿Jorge Rodríguez dejaría que Chacao montara un puesto en una feria organizada por ellos? ¿En una Feria del Libro gobiernera permitirían vender libros, franelas, almanaques y demás que discutan la verdad oficial de Chacumbele? Aprendan.

OTRO CON SECRETOS


ROJOS EN LA 90.3

Solapadamente, con poco recato, la amenazante política comunicacional anunciada sin risas por Izarrita, se hace sentir en emisoras donde periodistas opositores son desplazados por colegas rojos, quienes sin muchos miramientos delatan su misión totalitaria.

Ejemplos: Pachequito, con fuente directa en el TSJ; la ministra Maripili, quien renunció a una glamorosa carrera lírica para cantarle tonadas a su jefazo enfermo; Esther Quiaro, Anahí Arismendi. Debe haber más pero quién se los cala. En la 90.3 FM peroran, con invitados muy bien escogidos, como voceros del PSUV; son la versión radial de Dando y Dando o del Correo del Orinoco, no sin cierta estridencia y cero pudor.

Aunque a la minpopojuventud hay que reconocerle cierta agudeza y sentido crítico a sus entrevistados rojos; el resto de la plantilla asume su rol "revolucionario" sin recato alguno aunque dejándole a los "entrevistados" el papel mariosilvero... porque los dichos fablistanes son, cómo se dice, ¿objetivos? Ah, Martín Pacheco, qué tiempos aquellos del Canal 8 cuando desde el Palacio de Miraflores en tiempos lusinchistas y al reportar un evento ocurrido en la frontera comenzabas con esta guisa: "El binomio guerrilla-narcotráfico volvió a hacer de las suyas en el suelo patrio". Y por ahí te ibas, palaciego y perruno. El binomio guerrilla-narcotráfico, ¡vea usted! Qué pena con los próceres Aguilarte, Makled, Aponte, Wilmer Moreno, Maggino.


UN GRITO DE ESCRITOR
A los juveniles 70 y pico, el escritor con cara de niño se puso a valer de la mano del Comandante. Britto García es un valido del poder, un teórico de las comunicaciones, un escritor que saca libros como churros y en los ratos libres que le deja su entrega a la revolución, es dramaturgo (por cierto, la revolución está en deuda con él, mejor lo trataron en la IV), caricaturista (he ahí otro olvido de la revolución, qué pasa con El Perro y la Rana), submarinista que ríete de Cousteau, playboy, coleccionista de premios Casa de las Américas, asesor de VTV, performancista en algún fallido montaje de la Cátedra del Humor, en fin, hombre de una infinita modestia que ni Walter Martínez. "Pare de sufrir" es una columna suya de una gran originalidad, como el título de un relato que la escritora Luz Machado le reclamó haberle birlado. En definitiva, un yuppie rojo (que los hay, no se crea). Recientemente propuso que los periodistas de oposición, mejor dicho, los medios no oficiales, no necesitaban sudar buscando la noticia entre tanta bota militar y peinilla en ristre cuando bastaba con pegarse al Sistema Nacional de Medios Públicos y ahí lo encontraban todo, oportuno, digeridito, veraz, incontestable.

Admirador como es de Vargas Llosa, Cabrera Infante, Fuentes, Paz, Edwards y otros de su especie, un día Britto García dirá que para qué gastar divisas trayendo esos libros nocivos al país cuando la revolución tiene con qué suplirlos, los cuarenta y pico títulos de él, por ejemplo, para comenzar.
TalCualDigital

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