Lo que resalta de la exhibición dominical de Pastor Maldonado es el choque. El hombre llegó a Caracas con su monoplaza, media escudería y hasta Frank Williams y pasó lo que se temía, la suspensión de Pastor evidenció que hay hueco parejo en toda Caracas
Los monolitos temblaron, no por la vibración del suelo ni por la potencia de los motores, sino por miedo a que Pastor Maldonado decidiera inaugurarlos como el equivalente al muro de los campeones del GP de Canadá pero en Caracas.
El hombre no pega una. Llegó a Caracas con su monoplaza, media escudería y hasta Frank Williams para hacer una demostración, para que los venezolanos pudiéramos "ver el sonido de la F1" (sic). En cada desfile que hay los narradores se desviven por hablar de la restauración, recuperación y entrega al pueblo de las instalaciones de Los Próceres.
Pero la suspensión de Pastor ayer evidenció que hay hueco parejo ahí. Al final el piloto terminó chocando contra una acera y destrozando un caucho. Nada de esto se vio por VTV, claro, qué raya. Mejor ocultarlo con un "desperfecto del vehículo". Paja. Fue tremendo estrellón.
El piloto Checo Pérez debe estarse riendo al ver confirmadas sus denuncias de que el venezolano es peligroso al volante. Los deportistas venezolanos tienen nuestro apoyo, pero no una beca. Queremos resultados, no excusas.
Cort. TalCualDigital
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