Venezuela entró en el segundo mes de campaña electoral para dirimir su presidente por los próximos seis años debatiendo sobre una gorra que ha hecho resonar tambores de golpismo.
Se trata de una gorra de béisbol con un diseño inspirado en los colores amarillo, azul y rojo de la bandera venezolana y sus ocho estrellas blancas que usa el candidato opositor Henrique Capriles en sus actos.
El tocado no pasaba de ser una imagen de marca hasta que acabó siendo elevado a la categoría de auténtico símbolo de la oposición unida en torno al candidato Capriles para enfrentarse al presidente Hugo Chávez en los comicios del próximo 7 de octubre.
Y eso, paradójicamente, por el intento de evitarlo por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE), que ha exhortado al aspirante presidencial a no ponérsela por considerar que atenta contra la prohibición legal de usar símbolos patrios en propaganda partidista.
Capriles ha ignorado la exigencia del CNE y se ha desatado el último gran debate, después de que un par de semanas atrás la discusión estuviera centrada sobre cuál candidato ofrece "lo nuevo".
La discusión de la gorra desplazó eso y el debate sobre la inseguridad, la política social o la economía.
Oídos sordos
a normativa electoral prohíbe el uso de "símbolos de la patria" en la propaganda electoral. Pero se discute si la gorra es propaganda y si el órgano electoral puede hacer una interpretación restrictiva de la norma.
Todo empezó el pasado 31 de julio, cuando la presidenta del CNE, Tibisay Lucena, denunció que si bien Chávez había dejado de usar la bandera en su vestimenta (su famosa chaqueta deportiva), Capriles no había hecho lo mismo con su gorra.
"Solicitamos evitar el uso de vestimenta alusiva a los símbolos patrios utilizado por el candidato Chávez y fue acatado. Igualmente, hicimos dos veces el llamado al candidato Capriles para evitar el uso de gorras alusivas a la bandera, pero no lo ha acatado", dijo Lucena.
"No estoy violentando ninguna norma", respondió el candidato Capriles, que decidió continuar haciendo oídos sordos amparado en el argumento de que "las prohibiciones en materia electoral deben ser expresas".
"Esa prohibición, que debe ser expresa, no existe en el reglamento, ni en la norma electoral ni en la Constitución", dijo Armando Briquet, jefe de campaña de Capriles.
En la oposición además denuncian un doble rasero por parte del CNE por cuanto, señalan, el presidente Chávez usa en su material de campaña un corazón con los colores de la bandera que no ha sido cuentionado aún por las autoridades electorales.
La oposición cuestiona el uso del "tricolor patrio" en la campaña del presidente Chávez.
Gorra desestabilizadora
Al coro antigorra se sumó la también rectora del CNE Sandra Oblitas, visiblemente molesta por la actitud del candidato."Llamamos la atención del país en cuanto a esta actitud de inobservancia ante un claro llamado del poder electoral (…). Nos preguntamos la intención de pretender desacatar al poder electoral, la única autoridad para determinar qué constituye una violación a la normativa electoral", afirmó Oblitas.
Precisamente esas dudas planteadas por Oblitas son lo que han hecho reaccionar al chavismo.
"Lo más importante no es la gorra ni la camisa (…) que es un reto al árbitro y un reto a la institución", dijo el presidente Chávez, quien ha hablado de la "intención burguesa" de desestabilización.
Algo más lejos fue la diputada Blanca Eekhout, destacada dirigente del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), quien calificó la actitud de Capriles de "síntoma de lo que ha sido una práctica permanente y lamentable de la derecha de no respetar la democracia ni las instituciones".
Eekhout pidió al CNE que no permita el "desacato" de Capriles. "Queremos vivir en paz no podemos permitir que se nos use para el camino de la violencia, la dictadura y la guerra, como es el que pretende la derecha", dijo la diputada.
"Han utilizado una especie muy extraña de la interpretación de la norma. La interpretación es responsabilidad del árbitro, es el CNE quien hace la interpretación de la norma", sentenció.
Símbolo opositor
Capriles ha venido usando la misma gorra incluso antes del arranque de la campaña, en un aparente intento de convertirla en su imagen de marca, al estilo de la boina roja de Hugo Chávez.
La verdad es que la idea no había cuajado. Si bien es difícil ver a un chavista con algo parecido –al igual que un opositor no viste boina roja– tampoco se puede decir que hubiera tenido demasiado éxito.
Pero ayudó la polémica y no tardaron en llegar las caricaturas en los periódicos opositores, las columnas de opinión y las declaraciones más o menos altisonantes de uno y otro bando.
Y claro, en los tiempos que corren, la gorra llegó a Twitter, con ciudadanos anónimos y conocidos desafiando a la presidenta del CNE, Tibisay Lucena, a que se las arrebatara.
De ahí a que el asunto se convirtiera en un símbolo opositor sólo había un paso y ya parece dado.
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