"En el manejo del escándalo, demuestra carácter, indispensable para la transición"
CARLOS BLANCO | EL UNIVERSAL
El gobierno de Capriles
Aquí se analizará la hipótesis de una victoria democrática y que se produzca un traspaso de poder constitucional y pacífico. En columna próxima se revisará la de la victoria de Chávez.
El gobierno de Capriles sería el resultado de una confluencia de sectores diferentes que se han encontrado en un terreno común que es la necesidad de salir de Chávez como presidente y de retomar un rumbo de inclusión política y social. La primera tarea es garantizar su estabilidad lo cual significa evitar que lo tumben; sobre todo si se tienen enfrente a grupos ilegales armados, poderes públicos rojos, enemigos internacionales poderosos y un presumible chavismo belicoso en la oposición.
La estabilidad vendría si se toman medidas adecuadas en la etapa aguda de la transición. Una que resulta muy evidente es la necesidad de constituir un gobierno de unidad nacional (GUN). Esto tiene dos interpretaciones: una, la de llamar a formar gobierno a personalidades calificadas de la vida nacional y la otra es convocar a grupos y partidos que tengan capacidad de darle apoyo organizado a la nueva administración. Por supuesto, puede haber una combinación de ambas. Hasta la fecha la actitud del comando de Capriles es apartar, a veces con gentileza y a veces con actitudes destempladas a los dirigentes de los partidos; sin embargo, una vez llegados al gobierno cualquier exclusión puede ser riesgosa. Aunque los hechos son disímiles, las experiencias de cambio en América Latina se han hecho con amplio apoyo político; de lo contrario han fracasado. Recuérdese el caso del presidente Carlos A. Pérez; entonces se iniciaron importantes reformas políticas, institucionales y económicas; por errores del Presidente, de su equipo ministerial (incluido el autor de estas líneas) y de AD, el apoyo fue errático y falló en los momentos decisivos; el resultado fue que la conspiración de las élites y de Chávez tuvo éxito.
Los partidos no son lo que eran y posiblemente no vuelvan a serlo, pero el apoyo de las multitudes -indispensable como pocos- no reemplaza sino complementa el sostén organizado que los partidos brindan, sean pequeños o medianos (grandes no hay hoy). La autosuficiencia en este terreno es suicida.
Habrá que entenderse, lo cual incluye a sectores del chavismo que no van a adherirse al gobierno pero que querrán formar parte del paisaje democrático. El entendimiento incluiría nombres y personajes que son rechazados por la mayor parte del pueblo democrático. Pero hay que entender que la justicia tiene sus ritmos, la crisis política los suyos.
POLÍTICA ECONÓMICA Y SOCIAL. "El paquetazo" supuesto de Capriles no existe. El entendimiento que se ha producido en la MUD es un promedio de opiniones que siendo democráticas, tienden más bien al eclecticismo, lo cual se expresa en las multiofertas del candidato (algunas exageradas) pero que no son "neoliberales" en el sentido que señala el Gobierno.
Lo que haría Capriles en el área económica no depende ni siquiera de sus ofertas sino de la realidad de las cifras que hoy son un insondable secreto. Presumiblemente habrá más recursos disponibles al suspender las beneficencias del San Nicolás barinés, pero también se descubrirán deudas inimaginables; y, sobre todo, las demandas de los pobres y trabajadores formales reprimidas en nombre del socialismo redentor, inevitablemente aflorarán. No hay más salida que un manejo prudente, gradual, ajustado, en el que el gobierno, los empresarios, los trabajadores y los organismos multilaterales tendrán que llegar a acuerdos para que haya viabilidad económico-financiera.
La política social del gobierno ha de ser una absoluta prioridad. Es la convicción que recorre al liderazgo democrático pero, aun si no fuera así, es condición indispensable para que no se cocine una revuelta social alimentada por un chavismo opositor que, aunque disminuido, pueda no tener escrúpulos en morderle los tobillos a un nuevo gobierno. Nuevas políticas sociales, más profundas, incluyentes, que atiendan a los temas de educación, salud, infraestructura, vivienda, se acometerían. Se tendría que contar con el empresariado con la inmensa ventaja de recurrir no al que está en Beijing o Moscú, sino a dos cuadras de la Plaza Bolívar de Caracas o Puerto Ordaz. Es indispensable dar asistencia no condicionada a los pobres extremos mientras se abren perspectivas de empleo decente, inversiones y empresas.
LA FAN. El respaldo militar es imprescindible. La mayor parte de la oficialidad se le cuadrará sin chistar a quien se siente en la poltrona presidencial, pero puede haber intentos de golpes como en el período inicial de instauración de la democracia. Los golpes si bien los han protagonizado los militares, para derrotarlos siempre han sido esenciales los militares.
La idea de que los oficiales son responsables de lo que ha hecho Chávez es equivocada. Hay unos vivarachos, entre los cuales hay corruptos que pueden ser aislados o eyectados de la institución; la idea de que un gobierno democrático va a fortalecer la FAN, es vital. Deberá demostrarse cómo Chávez ha debilitado la institución a extremos demenciales.
HACIA AFUERA. Este narrador ha escuchado testimonios de dirigentes de países a los cuales Chávez ha dado petróleo en condiciones favorables para obtener respaldo político. Muchos de esos dirigentes detestan a Chávez pero necesitan agónicamente las liberalidades venezolanas. Se hace imprescindible la idea de negociaciones serias y maduras con esos países de la región con miras a que Venezuela pueda cobrar sus deudas con un perfil que no les dañe la economía, incluidos países cuyos gobiernos se parecen al de Chávez.
INSTITUCIONES. Las instituciones hoy controladas por el chavismo van a experimentar inevitables cambios. En un sentido porque hay chavistas de chavistas, cuando cambie el centro de gravedad del poder varios van a asimilarse a la nueva situación; no se volverán azules pero tal vez se truequen al rosado o al morado, según los gustos. Pero, lo más importante es que si las instituciones cumplen la ley -a lo cual estarán inequívocamente obligadas- una buena parte de las trapacerías e indignidades serán controladas.
LOS DE ABAJO. Un factor central para la sustentación del gobierno es la vuelta a la descentralización. Hay que ir mucho más allá de donde se fue. No sólo hay que devolver las competencias sustraídas sino también avanzar en la organización ciudadana que es la que de verdad impide que la descentralización se burocratice como ha ocurrido. Con descentralización y democratización ciudadanas es que de verdad se abre el camino.
Capriles con el manejo firme, rápido, del escándalo Caldera-Ruperti ha demostrado carácter, condición indispensable para la transición en marcha.
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