Por: VenEconomía
Se puede afirmar que la mayor estafa que la revolución castrochavista ha hecho a los venezolanos se perpetra en materia de educación. Con la falsa oferta de masificar la educación les está castrando el futuro a millones de niños y jóvenes que están saliendo de las aulas con capacidades y competencias insuficientes para lograr el desarrollo personal, tener éxito profesional en un mercado laboral altamente competitivo, y contribuir al progreso del país.
Una muestra de la errada forma de enfocar el modelo educativo de Gobierno de Chávez son sus nefastas reformas a los pensum de estudios, que desestiman la importancia de la competitividad y la superación personal en los educandos así como la motivación al logro.
La "revolución" educativa del chavismo se ha centrado en priorizar las llamadas misiones, donde la instrucción es deficitaria y superficial; o en menospreciar el sistema de evaluación del estudiante e, incluso, en incitar al ausentismo escolar por cualquier excusa por muy baladí o injustificada que ella sea.
Por ejemplo, en este incipiente período escolar 2012-2013 las contiendas electorales han servido para que el Ministerio de Educación haya decretado la suspensión de clases en dos oportunidades de manera inconsulta con maestros y representantes. En consecuencia, en apenas tres meses se han “perdido” 11 días de clases a nivel de primaria, equivalente a 6,1%, y 13 días a nivel de bachillerato (7,2%) de los 180 días de escolaridad considerados como lo mínimo aceptable a nivel mundial, donde la media es unos 200 días al año mínimo.
La primera suspensión de clases en este período fue del 2 al 8 de octubre con motivo de los comicios presidenciales. Y, aunque con meses de antelación se conocían en el país las fechas de las elecciones, el Ministerio, no dio inicio al año escolar antes de lo acostumbrado, como hubiera sido lo lógico.
La segunda se acaba de decretar con motivo de las elecciones de gobernadores y legisladores regionales desde el 12 de diciembre hasta el 7 de enero a nivel nacional, aún cuando dos semanas antes la misma funcionaria había informado que sólo se suspenderían actividades en las escuelas donde se ubicaran centros de votación y que las clases en todo el territorio nacional serían hasta el 21 de diciembre. ¿Cómo entender que, por ejemplo, en el municipio Libertador se suspendan las clases por motivos electorales cuando en él no hay elecciones, pues no tiene Gobernador?
A la fecha aún se espera que la ministra Hanson informe cómo piensa recuperar los días perdidos: ¿clases los sábados? ¿extender el año escolar hasta agosto?, o cualquier otra alternativa.
El secretario de educación de la Gobernación de Miranda, Juan Maragall, dio en el clavo cuando al cuestionar la decisión ministerial indica que la misma pareciera haber sido tomada “pensando en una agenda que no corresponde a la de los alumnos, ella se debe a sus escuelas. Si no nos preocupamos por la educación nunca vamos a progresar como país”.
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