Por: VenEconomía
Van 10 meses de la promulgación, vía Ley Habilitante, de la inconsulta y arbitraria “Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras (LOTTT)”. Otra ley “revolucionaria”, rígida, poco práctica y difícil de aplicar, con varias de sus disposiciones más complicadas (y polémicas) próximas a entrar en vigor, el 7 de mayo de 2013.
Con esta ley, el gobierno creó “beneficios” para los trabajadores que no lo son, por lo superficial e insignificantes. Además, los supuestos “beneficios” no generan las respectivas obligaciones por parte de los trabajadores.
A la vez, les creó obligaciones difíciles de cumplir a los empleadores.
Entre los efectos más perversos de la LOTTT se cuentan:
La camisa de fuerza que se le pone a la empresa para despedir a los trabajadores. No solo se prohíben los despidos injustificados, sino que los despidos justificados, por muy documentados, razonados y justificados que estén no pasan la barrera de las inspectorías del Trabajo. ¡El trabajador hoy las gana todas! ¿Consecuencias? Ausentismo generalizado, desmotivación laboral y caída de la productividad.
La afectación a las mermadas finanzas de las empresas no solo con el retorno a la Retroactividad, sino que esta “retroactividad” se va a aplicar con carácter retroactivo. Es decir, los años de servicio se contarán a partir del 19 de junio de 1997 (fecha límite para el pago de indemnizaciones acumuladas como parte de la transición al régimen de la Ley de 1997). Se calcula que ese cambio ha aumentado entre 25% y 30% los costos típicos de una empresa, además del gasto único de reserva para beneficios acumulados desde el 19 de junio de 1997.
Otros cambios para peor incluyen: 1) Que deja a los sindicatos colgados de la brocha, para darle entrada a los “consejos de trabajadores” controlados por el gobierno y 2) que redujo la semana laboral de 44 horas a 40 horas (35 horas para horario nocturno), amen de las restricciones severas a las horas extra.
Pero, todo esto queda pálido ante el verdadero problema de la LOTT: El artículo 173 que impone que los trabajadores deben tener dos días consecutivos de descanso, cada semana, a partir del 7 de mayo 2012.
Esta medida crea un dilema terrible para los centros comerciales, cines y similares, que normalmente están abiertos al público seis o siete días a la semana, afecta severamente a pequeños comercios, farmacias, centros de salud privados y públicos, entre otros, y causa verdaderos estragos en los turnos en las refinerías, servicios públicos y otras empresas con procesos productivos continuos. La semana laboral de 44 horas permitía cuatro turnos. Una semana de 40 horas, con dos días de descanso, requeriría un mínimo de cinco o quizás hasta seis turnos.
En definitiva: La LOTTT, como otras legislaciones en tiempos de revolución, adolece de una doble moral. Es una Ley perder-perder. Si bien a los trabajadores les ofrecen beneficios fantásticos, éstos no se cumplen. Asimismo, las empresas igual terminan con enormes pérdidas. El país declina en competitividad y productividad. Y los trabajadores ven como los puestos de trabajo se esfuman y sus ingresos merman.
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