Por: VenEconomía
Esta semana cierra cumpliéndose 84 días de ausencia de Hugo Chávez, el Presidente electo (y no juramentado) por 8 millones de venezolanos para regir los destinos del país del 10 de enero de 2013 al 10 de enero de 2019.
Una ausencia que ha sido avalada con mentiras e inexactitudes sobre el verdadero estado de salud de Chávez, y que fue legitimada y extendida al infinitum con espurias interpretaciones de la Constitución por el obsecuente Tribunal Supremo de Justicia y el resto de los dúctiles poderes públicos.
Hoy ni Venezuela ni el mundo saben a ciencia cierta cómo y dónde está el mandatario no juramentado. Pero, todo indica, que el deterioro de su salud no dará vuelta atrás. O que ya falleció, como lo informara esta semana el ex embajador de Panamá ante la OEA, Guillermo Cóchez. Según Cóchez, un diplomático de conocida trayectoria y defensor de la democracia continental, entre el 30-31 de diciembre Chávez entró en estado vegetativo y hace unos cinco días fue desconectado por decisión de sus hijas.
De corroborarse esta información, quedaría al descubierto la magnitud de todo el tinglado de falsedades que montaron Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, Rafael Ramirez, Ernesto Villegas y todo el combo de funcionariado chavista que aseveraron y reconfirmaron haber hablado con el Presidente, haber atestiguado su firma en documentos importantes, y todo lo demás: decretos, devaluaciones, nombramientos de ministros, órdenes y contra órdenes con mímicas u otras vías.
Todo, absolutamente todo lo anunciado y puesto en marcha desde del 10 de enero de 2013 por los usurpadores al mando es falso, ilegal y nulo. ¡Venezuela cayó en un limbo de gobernabilidad!
Estas horas negras de Venezuela, pasarán a la historia como una época donde la comunidad internacional cayó en canallescas complicidades con un grupete de timadores apoderados del gobierno venezolano; cuando el estamento militar con una alcahuetería generalizada aceptó sin espabilo estar a la deriva sin Comandante en Jefe; y cuando los poderes públicos en manos de funcionarios chavistas, corroboraron su extrema desvergüenza. Pero, sobre todo pasará a la historia como los días en que los venezolanos fueron birlados al sustituírsele al Presidente electo por unos funcionarios sin legitimidad de origen ni capacidades de llevar las riendas del país.
Lo trágico de este sainete es que continúan y se profundizan las violaciones de los derechos humanos de los presos políticos como la juez María Lourdes Afiuni y el comisario Iván Simonovis humillados, degradados sin derechos, ni a la salud ni a la vida. Se recrudece la persecusión penal basada en mentiras e insultos a cuanto opositor se contraponga a la escalada castrochavista, y se sacan de los archivos cerrados, casos de juicios contra dirigentes políticos de arraigo popular, como el caso de Leopoldo López, o se les inventan cargos falsos, como a Pablo Pérez y al diputado Richard Mardo. Incluso, a punta de rolazos y apertura de juicios injustos y sin sentido intentan callar la voz de protesta de los estudiantes, como el caso de Antonio Peralta.
Pero, el clamor que hoy dan los jóvenes tarde o temprano vencerá a la mentira.
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