Por: VenEconomía
Dentro de unas pocas horas se conocerá cuál será el Presidente de la República y, con ello, cuál opción escogieron los venezolanos para regir la ruta del país en el próximo sexenio.
Independientemente de cuál sea la decisión de la mayoría electoral de este domingo 14 de abril, debe ser tarea obligada de todos los venezolanos plantearse y responder preguntas como las que tan acertadamente planteó Laureano Márquez en su editorial titulado Venezuela, publicado este viernes en el diario Tal Cual.
Interrogaba Laureano:
“¿Qué somos? ¿Qué es este territorio lleno de historias, aventuras, leyendas?; ¿cómo somos
sus hijos?; ¿con qué soñamos?”.
Para continuar exclamando
“Me aturde la sensación de que medio país crea que la otra mitad no tiene derecho a existir por
su manera de pensar. Me agobia la idea de saber que alguien piense que otro, semejante a él,
no es gente, sino escoria. (…)”.
Y sigue insistiendo en su preguntar:
“¿En qué nos hemos convertido? ¿Por qué hemos envilecido tanto nuestro destino? ¿A dónde
nos conduce la negación del otro, su exterminio moral?”
Esta angustia que sintetiza Laureano es la que llevan a cuestas millones de venezolanos sin poder encontrar una respuesta con total objetividad. Las dos mitades en las que está dividida Venezuela buscan los motivos desde sus dispares puntos de vista, sus experiencias y sus creencias políticas e ideológicas.
No obstante, sea cual sea la razón de estos trágicos desencuentros, el 15 de abril debería marcar la fecha de dejar de mirar atrás y los ciudadanos todos, indistintamente del cargo, del rol o de la acera donde les toque estar deberían enfocarse en responder otras dos preguntas de Laureano:
“¿Qué nos merecemos los venezolanos (…) ¿Qué queremos ser? ¿Hacia dónde vamos?”.
Es difícil pensar que los venezolanos no clamen al unísono por un país de paz, de estado de bienestar y garante de la seguridad ciudadana.
Un país donde el reconocimiento del otro, por muy disímil que sean entre sí, fluya de manera natural desde el seno familiar, el vecinal, entre compañeros de estudio o de trabajo, en la calle, y obligatoriamente en los planes de la nación.
La certeza de que el país necesita de todos y cada uno de sus habitantes para empujar la carreta hacia un futuro promisorio, debe ser el combustible para que se crezca como persona y como sociedad. Donde los ejes de esa carreta sean el estudio, el trabajo, la responsabilidad, el respeto, la honestidad, el compromiso, la superación como seres humanos y una solidaridad entre hermanos sin abusos ni complacencias automáticas, entre otro sin fin de cualidades.
Todo esto se dice fácil y rápido, pero es una gigantesca tarea que ha sido ignorada por muchos durante demasiado tiempo, y que sólo es posible conseguir con el concurso personal de cada venezolano.
¡Todos cabemos en esta Venezuela! ¡Todos tenemos una razón de ser y de existir! Por ello, el mandato para el próximo Presidente y para toda la población debe ser comenzar a construir ese país que todos queremos.
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