Por: VenEconomía
Este jueves 12 finaliza la corta e intensa campaña electoral para escoger a quien dirigirá los destinos de Venezuela en el próximo sexenio. Los dos principales contendientes: Nicolás Maduro (el ungido del difunto Hugo Chávez) y Henrique Capriles (avalado por el voto de más 6,5 millones de venezolanos el pasado 7 de octubre).
La propuesta de país de cada uno es clara:
Maduro, promete profundizar y consolidar la supremacía de la revolución bolivariana. Esto se traduce en ahondar la inflación y la sequía de reservas internacionales; incrementar la deuda del país; acrecentar la miseria, la ignorancia y el adoctrinamiento de juventudes; perpetuar la inseguridad y la violencia; y seguir extendiendo la exclusión y la división entre venezolanos y la persecución por razones políticas o por disenso del modelo económico. También significaría continuar la entrega de la soberanía nacional a la Cuba de los Castro y desfalcar los recursos petroleros y minerales del país para entregarlos a otros gobiernos hermanados en un obsoleto proyecto comunista.
Capriles, ofrece un verdadero cambio a todos los venezolanos. Se comprometió a restituir los derechos personales, de propiedad y la libertad de expresión; avala la inclusión a todos los venezolanos; ofrece reconstruir la verdadera independencia y soberanía de Venezuela y combatir la corrupción. Es firme en su propósito de poner fin de inmediato a todos los regalos de recursos energéticos y dinero a países gobernados por los aliados ideológicos del castrocomunismo. Es promesa de vitalidad, progreso, educación, seguridad y desarrollo para el país.
La tarea de Capriles, no será fácil.
Para empezar está el reto de sortear las barreras de un Consejo Electoral confiscado por el oficialismo y amparado en un Sistema Electoral hecho a la medida de los objetivos castrocomunistas. Por cierto, una de las tareas reformadoras urgentes que Capriles debe acometer para que en venideras elecciones el sistema y las autoridades electorales cumplan con su deber ser: Igualdad, transparencia e independencia de los procesos comiciales.
Un gobierno de Capriles confrontaría además la crisis económica estructural legada por Chávez, así como con instituciones de gobierno obsecuentes a un proyecto político.
La buena noticia es que Capriles está demostrando tener el coraje para adoptar las medidas correctivas apropiadas y el liderazgo para convencer a los venezolanos de que ellas garantizarán un mejor futuro para todos.
¡Ahora les corresponde a los venezolanos votar y contar!
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