Nicolás dijo el fin de semana que los acusan de querer implantar el comunismo, pero que lo que hay en el país es el consumismo parejo
SIMÓN BOCCANEGRA/TalCualDigital
La preocupación por la desviación del proceso revolucionario pica y se extiende. No hay que buscar mucho en Aporrea o en VEA para encontrar críticas al camino que el autobús que dirige Nicolás Maduro está tomando. Ven con preocupación que sea "engullido" por el capitalismo, tal como les ocurrió a los camaradas rusos y más aún a los chinos.
Quieren que el gato cace ratones, pero no cualquier gato. Si creen que no tienen las respuestas para el caso venezolano se equivocan. Tienen un faro que los ilumina y que les guía el camino.
Viene de La Habana. En eso creemos que coinciden con Nicolás, pero el chofer parece tener claro que debe buscar algunos atajos para poder llegar a la meta, al paraíso socialista. En otro punto en que coinciden es en que hay que incrementar la producción.
Uno lo está intentando hacer aliado con el sector privado, pero esa decisión es mal vista por los ortodoxos, quienes le indican por dónde debe ir: seguir el ejemplo cubano. No se sorprendan. Citan a Fidel y al Che como los guías. Estos señores tienen una concepción de la productividad muy particular, pues hasta el propio Fidel dijo no hace mucho que el socialismo que dirigió durante 50 años no les sirve ni a los cubanos.
Se remontan a los primeros días de la revolución cubana y recuerdan una máxima de aquellos tiempos: lo principal es la conciencia, crear riqueza a partir de la conciencia y no conciencia a partir de la riqueza. Los cubanos que salen de la isla expresan su conciencia, después de todos estos años, quedándose en el capitalismo.
Nicolás dijo el fin de semana que los acusan de querer implantar el comunismo, pero que lo que hay en el país es el consumismo parejo.
Por lo tanto, ni crearon conciencia ni tampoco riqueza. Fracaso total.
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