Las unidades de transporte público superficial son los lugares donde el caraqueño tiene mayor temor de ser víctima de un episodio de violencia. Según un informe del Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana (OMSC), 91,9% de los ciudadanos tiene esa percepción sobre los autobuses y camionetas.
El presidente de la Comisión de Seguridad Ciudadana y Derechos Humanos del Cabildo Metropolitano, concejal Freddy Guevara, afirma que el informe de la OMSC está basado en los estudios de violencia interpersonal y percepción de seguridad ciudadana realizados por la alcaldía de Chacao y el Instituto Nacional de Estadística (INE) y Delphos, a finales de noviembre de 2012.
La percepción de los ciudadanos tiene bases reales. Según cifras de la Central Única de Autos Libres y Por Puestos, en el municipio Libertador ocurren entre 60 y 80 robos y atracos diarios a transportistas y pasajeros. "En el resto de los municipios de la Gran Caracas, esos delitos disminuyeron 20% porque hay mayor vigilancia policial y cámaras de seguridad", precisa José Luis Montoya, presidente de esa organización.
Cada día los usuarios del transporte público se exponen a robos y atracos, así como a los abusos de indigentes, vendedores informales, y jóvenes que los amenazan con quitarles sus pertenencias si no les dan "una colaboración".
"Acabamos de salir de la cárcel de El Rodeo, no queremos lastimar a nadie, así que colaboren con más de Bs 10 porque ustedes saben qué les pasará", le indicaron tres antisociales a Evelia Paredes, vecina de Catia, mientras viajaba en camioneta por la avenida Sucre esta semana. Asegura que en cualquier parte de su trayecto hasta La Florida a las camionetas se suben hasta cuatro mendigos o vendedores de baratijas, porque los choferes mantienen abiertas las puertas de las unidades entre paradas.
Rodolfo Peña, residente de Coche, explica que los dolientes de enfermos, cantantes amateur y jóvenes de la calle perturban su viaje diario al trabajo con ruidos y peticiones de dinero con amenazas veladas. "Lo usan para consumo de drogas y alcohol y nadie los detiene".
Montoya recuerda que en la Gran Caracas es imposible controlar que los delincuentes y demás personas aborden el transporte público. "En 14 años contamos 22 planes fallidos para proteger a transportistas. El plan Ruta Segura, implementado en 2008, duró solo tres semanas. Se necesitarían al menos 25 mil guardias nacionales para cuidar a pasajeros y choferes en cada camioneta".
Según el OMSC, el 77,3% de los caraqueños no denuncia robos porque las autoridades "no hacen nada". Mucho menos los que ocurren en las 25 mil unidades de transporte público que circulan en la capital.
"La inseguridad es un aliado del Gobierno porque la gente se resguarda temprano", agregó José Luis Montoya.
Golpes a otras rutas
El asalto a unidades de transporte público también viaja a las ciudades satélite como Guarenas, Guatire y Altos Mirandinos. Incluso, en expresos que van al interior del país la situación es crítica.
Por ejemplo, el 29 de marzo del año pasado, los pasajeros que abordaron un autobús desde La California hacia Guarenas, tuvieron que soportar el amargo momento de ser sometidos por varios minutos, cuando tres hampones (que se hicieron pasar por pasajeros comunes) sometieron al chofer de la unidad y lo obligaron a tomar la carretera Petare-Guarenas, hasta meterlo a una barriada de Turumo. No se conformaron con despojar a todos de sus pertenencias, sino que abusaron sexualmente de una joven.
Por ese caso tres sujetos fueron detenidos días después en esa zona.
Dos de ellos, de nacionalidad colombiana, tenían registro policial por robo y violación. Un cuarto implicado nunca fue capturado.
Lo cierto es que los asaltos, según denuncian los propios pasajeros, son constantes, sobre todo en horas pico.
Sarahí Segovia, habitante de Guarenas, explicó que fue asaltada cuando viajaba desde esa ciudad hacia Caracas a cumplir con su jornada laboral.
Cuatro hombres que se montaron en la unidad, a eso de las 6:00 de la mañana, y hasta cancelaron su pasaje, esperaron que el chofer tomara la autopista para anunciar el asalto masivo. "Todo el mundo estaba confiado porque había uno vestido de militar. Nos robaron todo", detalló.
A raíz de esto, decidió no portar objetos de valor y tener el dinero necesario para pagar los pasajes y hacer algunas compras de último minuto.
"Nos obligan a cambiar nuestro estilo de vida", refirió.
Otro caso que conmocionó a la opinión pública fue el triple homicidio que ocurrió dentro de una unidad de Expresos Los Llanos, el 4 de agosto de 2011.
Allí fueron asesinados dos hombres y una niña de siete años.
Hampones que abordaron la unidad después del túnel Los Ocumitos, pues tenían a dos pasajeros como cómplices, asaltaron a todos y le dispararon a los hombres y a la niña porque se negaron a entregar parte de sus pertenencias. Hasta el momento no hay detenidos por este caso.
Los asaltos son recurrentes en los viajes al interior del país, donde la vigilancia policial es aún menor que en las calles y avenidas de Caracas.
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