En el PSUV sus militantes más ingenuos vuelven a comprobar cómo se come la democracia participativa y protagónica que pregonaba el difunto comandante "eterno" y que practican, de la misma manera, los herederos
SIMÓN BOCCANEGRA/TalCualDigital
En el PSUV sus militantes más ingenuos volvieron a comprobar cómo se come la democracia participativa y protagónica que pregonaba el difunto comandante "eterno" y que practican, de la misma manera, los herederos.
A falta del dedo único, los integrantes del cogollo rojito se están poniendo de acuerdo para designar a los candidatos a alcaldes que postulará el madurismo para el 8 de diciembre. Están participándole a todo el mundo los ungidos, pero de votos nada.
A juzgar por lo visto, son pocos los alcaldes rojos con posibilidades de repetir. En el área metropolitana de Caracas la pérdida de fuerza de la opción chavo-madurista le hace recurrir a algo que ya fue criticado, por los propios rojos, en las pasadas elecciones presidenciales: la farándula como candidata.
Allí están las postulaciones de Winston Vallenilla para Baruta y de Antonio el Potro Álvarez para la del municipio Sucre. La candidatura del Potro demuestra que el último salto de talanquera de William Ojeda no logró el premio esperado.
¿Volverá a saltar? Por otra parte, Maduro emplea el mismo método de su "padre" para deshacerse de ministros que no satisfacen sus expectativas.
Así como en el pasado Chávez se sacudió del gabinete a Alfredo Peña y a Leopoldo Puchi, mandándolos como candidatos a la constituyente, así hace ahora Maduro designando candidatos a alcalde al ministro de Información, Ernesto Villegas y al titular del Ambiente Dante Rivas, quienes por cierto la tienen bien difícil en sus respectivas circunscripciones.
Veremos cómo termina esta nueva participación que le hace el cogollo rojo a su militancia, los descontentos no serán pocos, además de que su barniz democrático volvió a sufrir un gran rayón.
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