Por: Teodoro Petkoff/TalCualDigital
El gobierno "obrerista" confronta en estos momentos tres conflictos laborales simultáneos. No la tiene fácil Nicolás. El año va a cerrar con una inflación rondando el 40%, tal vez un poco más, porque en nueve meses ya la tenemos montada en 38,7% y el año próximo no luce mejor, a pesar del optimismo forzado de Giordani
El gobierno "obrerista" confronta en estos momentos tres conflictos laborales simultáneos. Uno, con los trabajadores de Dianca, el astillero naval de Puerto Cabello, a quienes la administración, que es ejercida por la Marina, les adeuda hasta el modo de andar; un segundo con los de Sutiss, el sindicato de Sidor, que reclama cumplimiento de los acuerdos a que llegaron, hace varias semanas, con el gobierno, el cual se hace el loco y, finalmente, con los médicos del Hospital Militar, quienes piden el pago de los bonos acordados con el gobierno y respecto de los cuales, desde hace cinco años, también el gobierno-patrono se comporta como si hubiera olvidado el asunto.
Todo esto no es sino un trasunto del grado de conflictividad social de que está preñada la República.
En el interior es lo mismo. Pasados los años de agitación permanente a que Hugo Chávez sometió al país y que servían para disimular la ineficacia de su gobierno, sustituyendo por retórica patriotera las normales decisiones de buena administración, su primer heredero, Nicolás Maduro (hay otros que se preguntan por qué ellos no), ha tropezado con la economía, desajustada y desarreglada después de 14 años de improvisación y ensayos estrambóticos y con sus consecuencias sociales, traducidas en caída del nivel de vida.
No la tiene fácil Nicolás. El año va a cerrar con una inflación rondando el 40%, tal vez un poco más, porque en nueve meses ya la tenemos montada en 38,7%. La economía real se precipita en barrena desde un crecimiento de 5,6% en 2013 a un insignificante 0,7% en 2013. Son noticias malas porque auguran dificultades para el pueblo, sobre todo el más pobre, porque compra menos y más caro.
El año próximo no luce mejor, a pesar del optimismo forzado de Giordani (es su deber, cierto es). Prevé, como gran cosa, una inflación entre 26% y 28%, que, sin embargo, continúa siendo la más alta del continente y del mundo.
Merentes, quien declara en tono realista y sobrio, admite que la inflación se les escapó de las manos. A ver si la atrapan pronto, porque ese fenómeno es repetitivo y acumulativo y de efectos letales. Prevé Merentes un crecimiento económico entre 4% y 6%.
No es gran cosa, pero salir del hoyo del 0,7% de crecimiento de este año es una cuesta difícil de subir. Bajar la inflación de 40% a 2628% también es un propósito difícil de cumplir por parte de un gobierno derrochador y mano suelta. Bueno es recordar que todas las predicciones oficialistas para 2013 se cayeron de un coco. Se pelaron en todas.
Para 2013 previeron un crecimiento económico de 5%, pero el resultado del primer semestre es desalentador: 1,6%. Así es imposible cumplir con la meta planteada para 2014, de 4-6% de crecimiento. Con la inflación les pasó lo mismo.
Errados de medio a medio. Puro voluntarismo y wishful thinking , que en cristiano quiere decir to- mar los deseos por realidades.
Comenzar por disciplinar el gasto público es el primer paso, muy difícil de dar, sin embargo, porque tropieza con una fauna partidista-administrativa con las fauces de par en par.
Requiere de un gobierno enérgico y con claridad de fines y medios. Eso no se ve por ninguna parte.
El presupuesto para 2014 supera en 39% el gasto de 2013. Ya por ahí se puede deducir que no tienen clara la magnitud del problema. Algunos chavistas jodedores comentan con un dejo irónico que de error en error llegaremos a la victoria final. Miran el futuro sin hacerse ilusiones.
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