Para la internacionalista Giovanna De Michele, los cuestionamientos de los gobiernos aliados constituyen "una forma cautelosa, diplomática y elegante de ir marcando distancia de un Gobierno que se ha colocado al margen de lo que es aceptable en el derecho internacional". Considera que "si no hay una rectificación profunda del Gobierno venezolano, van a seguir marcando distancia".
REYES THEIS | EL UNIVERSAL
Esta semana el Gobierno venezolano recibió críticas públicas de dos gobiernos considerados como aliados de la Revolución Bolivariana: Del presidente ecuatoriano Rafael Correa y de su homólogo uruguayo José Pepe Mujica.
El miércoles, durante una entrevista en CNN en Español, Mujica planteó algunos cuestionamientos a la forma como el Gobierno venezolano ha gestionado la severa crisis política que atraviesa.
"Yo considero que es importante que esa sociedad pueda aminorar el nivel de confrontación que tiene. Y hay que tratar, en lugar de echar fuego, tratar de contribuir a que exista racionalidad, porque nadie va a poder gobernar con ese clima de confrontación que tiene Venezuela", señaló.
Dijo que "hoy es posible hacerle la vida imposible a cualquier Gobierno y siempre levantando la bandera de los derechos humanos. Porque si yo le corto las calles, no dejo circular y no dejo funcionar, naturalmente, a la larga tiene que venir algún brazo armado que me saque para dejar pasar a los otros. Pero eso es represión", apuntó. Añadió que "En cualquier sociedad hay núcleos de gente que está disconforme y que discrepa, pero si se lleva la actitud a la tremenda, no se puede convivir".
Días atrás Correa había señalado que en Venezuela "se han cometido, con mucho respeto, desde mi punto de vista, errores económicos, por ello hay problemas económicos y eso exacerba las contradicciones".
Tomando distancia
Para la internacionalista Giovanna De Michele, los cuestionamientos de los gobiernos aliados constituyen "una forma cautelosa, diplomática y elegante de ir marcando distancia de un Gobierno que se ha colocado al margen de lo que es aceptable en el derecho internacional".
Considera que "si no hay una rectificación profunda del Gobierno venezolano, van a seguir marcando distancia".
Explicó que las posiciones de Mujica y Correa se da en este momento porque "ya no está el padre del proceso, de la Revolución Bolivariana (el presidente Hugo Chávez) , quien tenía un liderazgo incuestionable a nivel interno y a nivel internacional" y porque la situación que vive el país en materia de represión ha obligado a los Estados aliados a manejarse con mucha más cautela".
De Michele opina que la sensación que da Venezuela en el ámbito internacional es la de un Estado cuyo Gobierno no tiene capacidad de garantizar la governanza, la estabilidad económica ni política en su territorio y "eso presagia muy malos augurios", sumados a las "graves denuncias de violaciones a los DDHH" por lo que "se comienza a configurar en un Estado forajido".
Por su parte, el embajador retirado Sadio Garavini, señala que el presidente Rafael Correa aborda el desastre económico porque es un economista que a pesar de presidir un Gobierno autoritario "ha manejado relativamente bien la economía de su país" donde no ha habido confiscaciones y hay una buena relación con el sector productivo.
Sobre Mujica, indica que ese mandatario vivió el costo de gobiernos militares, ha estado preso y por tanto muestra cierto interés en la situación de violencia y derechos humanos.
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