En conferencia de prensa, el INAH dio a conocer este jueves más detalles sobre este descubrimiento en la zona arqueológica de Hoyo Negro, estudiado por especialistas nacionales y extranjeros en los últimos tres años.
La dependencia cultural señaló que Naia, como se bautizó a este hallazgo, representa el eslabón que faltaba para confirmar el vínculo que existe entre los primeros pobladores de América y los grupos indígenas contemporáneos en el continente.
La edad del esqueleto se determinó con un análisis de ADN mitocondrial —en cuyo código genético se pueden rastrear linajes muy antiguos en el tiempo—, Carbono 14 y Uranio/Torio.
El INAH informó que se trata de una joven de origen asiático (Beringio) de entre 15 y 16 años identificado con las migraciones que llegaron a América desde Siberia. La cueva en la que murió quedó inundada después de la última glaciación que finalizó hace unos 10,000 años, según apuntó el INAH.
La edad del esqueleto fue confirmada además por otros análisis realizados en semillas, carbón, guano de murciélago frutero, racimos de calcita y espeleotemas, y tomando en cuenta aspectos de la formación del sitio y medición de los cambios en el nivel del mar, que durante la edad de hielo era por lo menos 120 metros más abajo que el actual.
Considerada por el INAH como “un contexto paleontológico perfecto”, los investigadores también han encontrado en Hoyo Negro restos de 26 mamíferos correspondientes a once especies del Pleistoceno Tardío que incluyen: gonfoterio, tigre dientes de sable, perezoso de tierra tipo Shasta, tapir gigante, cerdo de monte, oso, puma, lince, coyote, coatí y murciélago frutero.
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