Por: VenEconomía
Lo que mal comienza mal termina.
La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) anunció su retiro de las mesas de diálogo hasta tanto el gobierno no diera evidencia contundente de su compromiso con el éxito de este proceso.
Ciertamente, la MUD no tenía otra opción que aceptar la invitación de Nicolás Maduro de sentarse en una mesa de diálogo para buscar soluciones a los problemas más apremiantes del país, con la participación como “testigos de excepción” (y no facilitadores) de tres cancilleres de Unasur (Brasil, Ecuador, Colombia) y un representante del Vaticano. De no hacerlo, se habría expuesto a que se le acusara a la MUD a priori de obstruccionismo e inflexibilidad, o incluso de golpista.
El proceso de diálogo empezó debilitado. Para comenzar, el gobierno no hizo ninguna concesión o gesto para demostrar su buena fe, por ejemplo, liberar a los presos políticos. Además de que limitó la participación a la MUD, excluyendo a los estudiantes y a los líderes políticos que con sus contundentes protestas cívicas visibilizaron a nivel internacional la crisis política, económica y de gobernabilidad que existe en Venezuela y forzaron al gobierno acceder al diálogo.
A pesar de ello, el inicio del diálogo fue positivo ya que los representantes de la MUD se lucieron ante la teleaudiencia nacional e internacional, y dejaron en evidencia la falta de argumentos y prepotencia de los representantes del oficialismo.
Algunos alegan que fue un error aceptar ir el 15 de abril a una segunda reunión a puertas cerradas, sin posibilidad de trasmisión o cobertura de los medios de comunicación. Esto eliminó la única ventaja que había conseguido la MUD con el “diálogo”: Que su mensaje fuera televisado y llegara a las masas, algo vedado en la hegemonía comunicacional de la revolución. Era vital que este encuentro también tuviera difusión, dado que en ella se tratarían dos temas vitales para la efectividad del diálogo y para comprometer públicamente al gobierno a su cumplimiento. Ese día se discutirían las premisas de una ley de amnistía para todos los presos políticos y exilados y la creación de una Comisión de la Verdad que determinaría qué sucedió realmente la noche del 12 de febrero, cuando funcionarios del gobierno y paramilitares asesinaron a dos manifestantes y a un miembro de un grupo paramilitar.
En esa segunda reunión todo salió mal. 1) El gobierno rechazó la sugerencia de dejar en libertad a los venezolanos que están en prisión por razones políticas, no solo desde los tiempos de Hugo Chávez, sino los nuevos como Leopoldo López, los alcaldes Enzo Escarano y Daniel Ceballos y el casi centenar de estudiantes que estaban para ese momento estaban detenidos. 2) No hubo entonces ningún acuerdo para la creación de la Comisión de la Verdad. El colmo fue que días después esta se creó a espaldas de la MUD y sin ninguna representación de la oposición.
Más grave aún es que mientras el gobierno de cara al mundo habla de diálogo, en lo interno quintuplicó la espiral represiva contra quienes protestan, las detenciones se hicieron masivas y más violentas, los jueces enviaron a unos 40 jóvenes a las peores cárceles del país, se generalizaron los allanamientos sin orden judicial y se incrementaron peligrosamente las denuncias de torturas y malos tratos.
Adicionalmente, el gobierno no solo no desarmó ni sacó de las calles a los paramilitares armados, sino que creó a los nuevos “patriotas cooperantes”, un ejército de sapos que como en Cuba vigila y denuncia a los manifestantes, y que tal como denuncia el Foro Penal ahora se encuentran en cada expediente abierto a los disidentes.
A esto se le agrega, que la bancada oficialista está haciendo de las suyas en el proceso para designar a las personas que ocuparán las vacantes en el CNE y el TSJ y otros puestos clave para restituir la institucionalidad democrática, tales como el Contralor General.
Ante lo caricaturesco que ya resultaba seguir hablando de diálogo, cuando lo que hay es una determinación del gobierno de actuar unilateralmente y seguir en sus trece dictatoriales, este martes 13 de mayo, la Mesa de la Unidad anunció que congelaba el proceso hasta que Maduro y su tropa no demostraran con hechos y “demostraciones concretas" que se puede llegar a acuerdos.
El gobierno tendrá su oportunidad de recapacitar esta misma semana en la reunión programada para este jueves de la MUD con el gobierno en presencia de los “testigos de excepción”.
Pero, la realidad es que hoy el camino a la gobernabilidad es cada vez más incierto.
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