Analistas señalan que los universitarios representan un imán para la sociedad civil, que espera un nuevo liderazgo con valores democrático. La arremetida del Gobierno no va a doblegar a los jóvenes, entre otras razones porque ocuparon el vacío entre los ciudadanos y el Estado, indican Elías Pino Iturrieta y Margarita López Maya
Carla Navarro/El Nacional
Una semana consecutiva de contundente protesta demuestra que no se ha debilitado el movimiento estudiantil que despertó en 2007, cuando el Gobierno cerró por primera vez RCTV. El vigor de los jóvenes en las recientes manifestaciones a favor de las libertades ciudadanas explica porqué mantienen 80% de aceptación popular, incluso por encima del presidente Hugo Chávez. En 2007, los jóvenes con las manos pintadas de blanco fueron los principales responsables del fracaso de la propuesta de reforma constitucional.
Para el historiador Elías Pino Iturrieta, los estudiantes representan un imán para la sociedad que espera nuevos liderazgos. Sostiene que el relevo de sus principales dirigentes demuestra que hay un liderazgo colectivo y que, precisamente, esto fortalece y concede vigor a las acciones.
"Esta pluralidad sirve de modelo para el resto de las organizaciones de oposición. Se trata de un novedoso refrescamiento de las vanguardias, que promete mucho en el futuro inmediato", afirmó.
Iturrieta insistió en que el motor de los estudiantes puede llenar el próximo 26 de septiembre caravanas de votantes capaces de convertir la Asamblea en un cuerpo realmente deliberante y autónomo.
"Los ideales del movimiento son esencialmente republicanos y democráticos. De tales rasgos se deriva su contundencia frente a los antivalores representados por el chavismo".
La fortaleza, insistió, es producto del pluralismo con que se toman las decisiones. La arremetida del Gobierno contra los estudiantes no va a lograr la decadencia del movimiento; sólo la sociedad civil, que ve en ellos una esperanza, puede acabarlos.
La también historiadora Margarita López Maya subrayó que los movimientos estudiantiles germinan cuando existen vacíos entre los ciudadanos y el Estado. Explicó que en Latinoamérica la historia se repite: los nuevos liderazgos políticos surgen precisamente de esos movimientos.
Recordó que en 1928 y en 1958, cuando en Venezuela no existían partidos políticos o actuaban en la clandestinidad, los estudiantes fueron quienes asumieron el liderazgo: "La falta de espacios para el debate son algunas de las razones que motivan a estudiantes de toda procedencia social a sumarse a la protesta".
El deterioro de la libertad de expresión, consideró, es el pilar fundamental de la lucha de ese movimiento. Cree que mientras se vean amenazados los derechos de los ciudadanos, las protestas aumentarán. López Maya hace una clara distinción entre la función de los estudiantes y la de los dirigentes de los partidos; sin embargo, cree que son un primer paso para la recuperación del tejido organizativo de la sociedad.
"Los estudiantes son actores importantes, son jóvenes con sensibilidad social y capacidad de lucha, pero el país requiere, además, organizaciones políticas fuertes", dijo.
Cambios. En dos años, el movimiento estudiantil renovó su liderazgo en tres oportunidades.
Los jóvenes que asumieron el compromiso de frenar la reforma constitucional están ahora graduados y algunos pertenecen a los principales partidos de oposición. Sin conflictos de liderazgo, quienes cumplieron un papel de segunda línea y de vocería interna, están listos para asumir otras responsabilidades. La amenaza de más cierres de medios y las elecciones parlamentarias se convierten en los desafíos más importantes.
La responsabilidad de dirigir en los próximos meses la vocería del movimiento y la lucha por lograr un equilibrio en la constitución de la AN está en manos de los jóvenes.
Por el cargo que ocuparon Stalin González y Ricardo Sánchez, como presidentes de la Federación de Centros Universitarios, está Roderick Navarro estudiante de segundo año de Idiomas. "Este año comenzó con más medidas represivas contra quienes disienten del Gobierno. Seguimos demostrándole al país que estamos movilizados en todo el territorio nacional para luchar por los derechos de todos. Mientras más represión, más protesta de calle", afirmó Navarro, de 22 años de edad.
La comunicación con los alumnos de las universidades regionales, dijo, ha sido vital para consolidar el movimiento y fortalecer los nuevos liderazgos. "Hemos demostrado fuerza, poder de convocatoria y contundencia. No permitiremos que el Gobierno viole derechos constitucionales. Se equivocan quienes creen que nos arrodillaremos".
En la UCAB, al egresar Yon Goicoechea y David Smolansky, el turno fue para el estudiante de derecho Mizar El Sabih.
Para el joven de 22 años de edad, uno de los principales retos del movimiento estudiantil es afianzar espacios donde la pluralidad asuma el protagonismo. Manifestó su preocupación por la intención del Gobierno de violar la libertad de expresión y promover el mensaje de violencia en todos sus discursos.
Por Juan Andrés Mejías, ex presidente de la FCU de la Universidad Simón Bolívar, asumió la conducción Roberto Patiño, de 21 años de edad, estudiante de Ingeniería. La movilización en la calle y el trabajo social en las comunidades son los principales retos para Patiño.
"Este es un movimiento de protesta, pero también de propuestas. Estamos organizados para discutir una propuesta de país más plural". Afirmó que se preparan para constituir una red que garantice la transparencia del proceso electoral de septiembre próximo. "Tendremos presencia en todas las mesas de votación, para monitorear cualquier irregularidad que se presente", aseguró.
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