Mi comentario de la semana
La Venezuela que queremos. He leído el discurso del nuevo presidente uruguayo, José Mujica. Les aseguro que el leit motiv de nuestro esfuerzo de estos años contribuyendo a corregir los errores cometidos en el desarrollo de nuestro proceso político esta contenido en sus palabras. Mujica afirma que recuerda a cada rato que es Presidente sólo por la voluntad de los electores. Se advierte como mandatario, pero mandado por otros, no por sí mismo. Una lección para los gobernantes que se envanecen en el poder sintiéndose imprescindibles. Mujica recalca que la Constitución no es letra muerta: es un programa, que nos ordena cómo comportarnos, en cuestiones que tienen que ver con la esencia de la vida social… ¡cuánta deuda tenemos aún con la Constitución, con qué naturalidad la desobedecemos! Repasen este párrafo: Hoy es el día cero o el día uno de mi gobierno. … para mí, gobernar es más que nada crear las condiciones para gobernar 30 años con políticas de Estado. Me gustaría creer, que esta de hoy, es la sesión inaugural de un gobierno de 30 años. No míos, por supuesto, ni tampoco del Frente Amplio, sino de un sistema de partidos… capaz de generar túneles herméticos que atraviesan las distintos presidencias de los distintos partidos, y que por ellos corren intocadas las grandes líneas estratégicas de los grandes asuntos. Asuntos como la educación, la infraestructura, la matriz energética o la seguridad ciudadana. Qué distinto acá en Venezuela donde la insana costumbre de sentirse el taita del poder se inició con Páez y se extiende a nuestros días. En Venezuela la revolución no acepta matices, en cambio Mujica habla de la idea de la complementariedad de las piezas sociales como la que mejor se ajusta a la realidad: Me estoy imaginando el proceso político que viene, como una serie de encuentros, a los que unos llevamos los tornillos y otros llevan las tuercas. Es decir, encuentros a los que todos concurrimos, con la actitud de quien está incompleto sin la otra parte… asistiremos incansablemente a las mesas de negociación con vocación de acuerdo… nos parece que el diagnóstico de concertación y convergencia es más correcto que el de conflicto. Mujica advierte que: sería contra natura, que los representantes políticos nos dedicáramos a separar y no a concertar. También en Venezuela para poder salir del laberinto es necesario concertar. Tiene razón Mujica cuando dice que el mandato de sus votantes no es el de atropellar ciegamente para conquistar territorio. Lean este párrafo de antología: Hace rato que todos aprendimos que las batallas por el todo o nada, son el mejor camino para que nada cambie y para que todo se estanque… de verdad queremos transformar la realidad. De verdad queremos terminar con la indigencia. De verdad queremos que la gente tenga trabajo. De verdad queremos seguridad para la vida cotidiana. De verdad queremos salud y previsión social bien humanas. Nada de esto se consigue a los gritos. Basta mirar a los países que están adelante en estas materias y se verá que la mayor parte de ellos tienen una vida política serena, con poca épica, pocos héroes y pocos villanos. Más bien, tienen políticos que son honrados artesanos de la construcción. En Venezuela, si antes los héroes brillaban por su ausencia, hoy día estamos sepultados bajo sus imágenes cuya oferta es un campo de batalla que no queremos. Nosotros, el país entero, parafraseando a José Mujica, queremos cambios de esos que se tocan con la mano, no queremos un país que se luzca en las estadísticas, sino un país que sea bueno para vivir. Usted qué piensa.
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