SARDIHA, India (AFP) - Al menos 71 personas murieron al descarrilar un tren de gran velocidad que hacía el trayecto entre Calcuta y Bombay este viernes en el este de India, en una acción de sabotaje reivindicada por rebeldes maoístas.
Un grupo apoyado por los insurgentes maoístas, el 'comité popular contra las atrocidades policiales' se atribuyó este sabotaje en una llamada telefónica recibida por la agencia de noticias Press Trust of India (PTI).
Según un nuevo balance suministrado por la policía, al menos 71 personas murieron y unas 120 más sufrieron heridas. El anterior balance mencionaba 65 muertos.
El accidente se produjo aproximadamente a las 01H30 (08H00 GMT) en el distrito de Midnapore Occidental, un bastión maoísta que se encuentra a unos 135 kilómetros al oeste de Calcuta, la capital de Bengala Occidental.
El ferrocarril, lleno de pasajeros dormidos, descarriló y se estrelló contra un tren de carga.
"Es un claro hecho de sabotaje. Los maoístas hicieron esto", había declarado poco después de la catástrofe el jefe de la policía del Estado de Bengala Occidental, Bhupinder Singh.
"Encontramos prospectos maoístas en el lugar, parece ser la obra de maoístas", había declarado a AFP el jefe policial.
Un primer balance entregado por un médico en el lugar del accidente citado por la cadena de información NDTV daba cuenta de 30 muertos y numerosos heridos.
Las primeras informaciones se referían a la hipótesis de una explosión que habría provocado el descarrilamiento, pero fuentes policiales indicaron que habían descubierto que placas metálicas utilizadas para unir secciones de la vía férrea habían sido retiradas.
Equipos de médicos y socorristas trataban de atender a los heridos en el lugar de la catástrofe mientras las víctimas en estado más grave eran transportadas por helicópteros del ejército.
Un superviviente de la catástrofe, Ranjit Ganguly, que viajaba a Bombay para pasar sus vacaciones, explicó que fue proyectado fuera del vagón pero que su hijo y su hija aún estaban atrapados en el interior.
Si la responsabilidad de los 'terroristas rojos' fuese confirmada, el Gobierno debería quedar sometido a nuevas presiones de la opinión pública para revisar su estrategia de lucha contra la insurgencia y que hasta ahora no ha dado resultados.
El Estado se ha negado a recurrir al ejército para combatir a los rebeldes, dejando la tarea en manos de la policía y de las fuerzas paramilitares.
Los rebeldes maoístas, activos desde 1967, están presentes en el norte y el este del país.
Estos guerrilleros, que serían entre 10.000 y 20.000, dicen luchar en defensa de los campesinos sin tierra y las minorías locales.
Para tratar de desalojarlos de sus bastiones, hace unos meses el Gobierno lanzó una vasta operación en seis Estados con la participación de 56.000 miembros de las fuerzas paramilitares apoyados por la policía local, llamada 'Caza verde', en referencia a la jungla donde se esconden.
Según el primer ministro indio, Manmohan Singh, la rebelión maoísta constituye la principal amenaza para la seguridad interior del país. Controla importantes territorios, sobre todo en las regiones rurales que no se han beneficiado del reciente desarrollo económico de India.
Más de 600 personas murieron el año pasado en ataques atribuídos a los maoístas. En 2009, el Gobierno puso fuera de la ley al movimiento, calificándolo oficialmente de "terrorista".
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