Las cámaras de seguridad de la estación mostraron las imágenes del carrito cayendo a las vías justo cuando llegaba el vagón, que por fortuna se detuvo a tiempo delante de decenas de testigos.
"Es increíble que este bebé sufriera apenas unos cortes y golpes dadas las circunstancias del accidente, al final ha sido un enorme susto", aseguró a la prensa Kate Jessop, la médica de emergencia que atendió al niño.
Jessop añadió que pese al desenlace feliz, todavía no puede borrar de su imaginación al pequeño que pudo haber sido aplastado bajo el tren.
El bebé y su hermano de tres años estaban siendo cuidados por su abuela, que declaró a la Policía que dejó el carrito un momento sobre la plataforma, y cuando echó la vista atrás ya había caído a las vías.
Las autoridades no revelaron la identidad de la señora, que se encuentra en estado de shock, mientras su nieto se halla estable en un hospital infantil de Melburne.
El pasado octubre y en la misma ciudad australiana, un bebé de seis meses también salió ileso en un suceso casi idéntico, aunque en aquella ocasión el carrito se le escapó a su madre y el niño apenas sufrió una contusión en la cabeza.
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