Por: Rocío San Miguel/TalCualDigital
"Una característica común a todos los países latinoamericanos es que la transición a la democracia se produjo (en los últimos veinticinco años del siglo XX), sin excepciones, desde regímenes militares".
Así lo refiere Narcis Serra en su estudio: El control de las Fuerzas Armadas en la transición democrática La transición a la democracia en Venezuela será, no me cabe la menor duda, la de un régimen militar a la de un régimen civil, donde deberán solventarse aspectos polarizantes que demandaran, de un lado la eliminación de la Fuerza Armada Nacional, y del otro, la permisividad de la participación de estos en la gestión de gobierno de la era post-Chávez.
Ni lo uno, ni lo otro. El paso más importante en las primeras etapas de una transición a la democracia, como recomiendan los teóricos de las relaciones cívico-militares, es un pacto civil efectivo para no utilizar a los militares en ningún intento de influir en las decisiones políticas.
Una Venezuela posible, sin duda podría lograrlo, pero debe existir una cabal y permanente atención a los acontecimientos de la situación militar actual que parecen no entender ni interesarle a las fuerzas políticas opositoras que han subestimado el tema castrense en Venezuela.
El cese de la intervención de los ejércitos en la política, la reducción de la conflictividad y la prevención de posibles golpes de Estado, es la receta que los teóricos proponen en una transición hacia la democracia.
No me cabe la menor duda que es eso lo que debe promoverse en la hora actual en Venezuela. Sin embargo, Chávez en estos 11 años ha promovido todo lo contrario.
Ha alentado el caos intermitentemente a su conveniencia, fracturando, cuando quiere, de la manera más evidente, el sistema constitucional, incluso incitando al golpe de Estado, siguiendo la receta de la reorganización del sistema social que en Cuba desarrolló Fidel Castro, con pautas bien precisas y clásicas de la teoría de los sistemas complejos.
Me temo que no está siendo comprendido en la hora actual el modo en que Chávez aplica la teoría del caos; y parodiando El fin de la historia de Francis Fukuyama; se cree que el país renacerá espontáneamente a partir del 26 de septiembre por obra y gracia de las elecciones a la Asamblea Nacional.
Es este un paso importante que vigoriza la oportunidad de tener un Parlamento ejerciendo control democrático, no lo subestimo. Y es indispensable para una transición democrática en Venezuela.
Pero necesitamos de muchos otros sectores vigorosos, empresarios, medios de comunicación, sociedad civil, sindicatos, etc., que entiendan su rol en la transición hacia la democracia, incluso el de la Fuerza Armada Nacional.
En tanto esto ocurre, el Gobierno avanzará en medidas populistas de amplia aceptación que renovaron las esperanzas de una nación en busca de su propio paradigma social; sirviéndose Chávez de la teoría del caos, que agota psicológica y físicamente a quienes aspiren a la democracia.
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