No resulta difícil imaginar al ex presidente de Honduras con la foto de Chávez en la mano preguntándose "¿Dios mío, qué hice yo para merecer esto?" El hombre, que además de revolucionario es un hacendado poderoso en su país, tiene abandonada su finca y todos saben que administrar un negocio a distancia no funciona.
Luego viene Chávez y lo nombra y le da una chamba en Petrocaribe, sin saber él mismo lo que va a hacer y sin una oficina donde sentarse. Entonces, cuando está negociando a la calladita el retorno a su patria, viene el gran bocón bolivariano y pone como condición para sentarse al lado de Lobo en la Cumbre de Madrid que dejen entrar a su pana Zelaya a Honduras. Definitivamente, con amigos así...
Cort. TalCualDigital
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