Foto: Saúl Uzcátegui
Con el trato que han recibido en estos años, resulta difícil que el corazón de un metropolitano sangre a favor de la revolución. Con las mismas unidades, mal equipados, mal remunerados, chalecos antibalas vencidos y ahora solapados con la nueva Policía Nacional, los hombres de azul pasean en silencio su rabia en espera de aumentos de sueldos que les prometieron y no llegan.
Entre tanto, alguien tiene que gritarlo, aunque sea en una pancarta. Cort. TalCualDigital
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