By JIM WYSS/jwyss@miamiherald.com
Parecía la política de siempre: Stalin González, un candidato de la oposición al Parlamento de Venezuela, estaba distribuyendo volantes, bromeando con vendedores de vegetales y conversando con ancianas mientras recorría un mercado cerca de centro de Caracas.
Pero esta ofensiva política era diferente porque la gente estaba realmente escuchando.
En lo que avanza la campaña para las elecciones legislativas del 26 de septiembre, los candidatos de la oposición dicen que los barrios más pobres, que fueran reductos del presidente Hugo Chávez, ahora son campos de batalla viables.
``Cuando comparo los mercados ahora con lo que eran, el cambio es muy grande'', dijo González. ``Ya la gente no tiene miedo de quejarse y hay muchos chavistas descontentos en la calle''.
Nadie duda el poder político de los pobres. Según la firma investigadora Interlaces, alrededor del 77 por ciento de este país es considerado de clase baja y clase media baja. Y su apoyo es clave para romper el control que los aliados de Chávez han tenido sobre el Parlamento desde el 2005, cuando la oposición boicoteó laselecciones.
Durante sus 11 años en el poder, Chávez se ha presentado como el campeón de los pobres. Con frecuencia, sale al aire para decirles a los venezolanos más humildes que ``nadie los quiere como yo'' y para advertirles que serán víctimas de la ``burguesía escuálida'' si alguna vez pierde el poder.
El gobierno ha invertido millones en la atención a la salud, la educación y los subsidios. Según Naciones Unidas, Venezuela es el líder regional en reducir la brecha de ingresos entre ricos y pobres.
Pero partes clave de la economía marchan muy mal, haciendo que hasta los más leales de susseguidores manifiesten su descontento.
En el 2010, este país rico en petróleo va a estar junto con el Haití devastado por el terremoto como las únicas economías de América Latina que van a ver una contracción de su Producto Nacional Bruto. La inflación --que se espera supere el 30 por ciento este año-- está disminuyendo sustancialmente el poder de compra. Y el crimen es rampante.
Según la ONU, Venezuela tiene el tercer mayor índice de asesinatos per cápita del mundo, tras Honduras y Jamaica. Recientemente, el The New York Times señalaba que Caracas era más peligrosa que Bagdad.
Ana Sánchez, de 54 años, dirige una guardería subsidiada por el gobierno en el sector Simón Rodríguez, en Caracas. Dijo no haber recibido fondos desde hace más de seis meses.
En los últimos cinco años, ha sido asaltada tres veces y su familia ha dejado de reunirse por las noches por temor a los delincuentes.
``Estamos viviendo tiempos terribles'', dijo mientras buscaba ropa en el mercado. ``Y no tenía que haber sido así''.
El cambio no ha sido súbito. En los últimos dos años Chávez ha visto disminuir su popularidad, dijo Saúl Cabrera, de la firma encuestadora Consultores 21. Las últimas encuestas muestran que sólo 36 por ciento de los venezolanos aprueba el trabajo del presidente, la cifra más baja desde el 2003, cuando Chávez sobrevivió una huelga que devastó la economía.
Una encuesta de Interlaces muestra resultados similares: 65 por ciento de la población piensa que el país marcha en una dirección equivocada.
Pero el descontento no siempre se traduce en votos, dijo Oscar Schemel, de Interlaces.
La oposición no ha podido inspirar a los pobres o proveer una proposición coherente o ``creíble'', afirmó.
Y las elecciones parlamentarias son el marco perfecto para que Chávez exhiba sus puntos fuertes: fascinar a las masas y demonizar a la oposición.
``Son su audiencia'', dijo refiriéndose a los pobres. ``Y como todos los líderes carismáticos, tiene una relación casi religiosa con sus seguidores''.
Leonor Pedromo, de 46 años, es una de las fieles. Vive en el barrio 23 de enero, un bastión chavista donde hay milicias armadas que asedian a laoposición.
Pedromo dijo que ``la Revolución del Siglo XXI'' de Chávez había traído atención médica, servicios básicos y ``nos ha hecho sentir gente nuevamente''. Dijo que lo que se hablaba del crimen en las calles estaba siendo exagerado por una prensa ansiosa por hacer lucir mal al gobierno antes de laselecciones.
``Nadie, nadie, nadie nos va a quitar el Parlamento'', dijo. ``El Parlamento es crítico para la revolución''.
Grupo de Investigación Social XXI, una firma encuestadora del gobierno, pronostica que el partido del gobierno va a ganar 56 por ciento de los votos. En una entrevista con Unión Radio este mes, el director de Grupo XXI, Jesse Chacón, dijo que si la votación fuera como en las elecciones regionales para gobernadores y alcaldes, el gobierno controlaría 124 escaños y la oposición 41.
Pero inclusive enel 23 de enero hay señales de que el apoyo a Chávez se está resquebrajando, afirmó Manuel Mir,el coordinador de campaña de barrios de Un Nuevo Tiempo, un partidoopositor.
En el pasado, los vecinos han derribado las tiendas de campaña de los opositores, han amenazado a sus candidatos y han intimidado a sus partidarios, afirmó. Durante las elecciones regionales del 2008, el partido tuvo que celebrar sus reuniones fuera del barrio por temor a las represalias.
Ahora, se están reuniendo dentro del vecindario, afirmó. La gente les está abriendo las puertas a los candidatos de laoposición.
``Ahora hay mucha gente descontenta. Hay problemas con los servicios públicos básicos y el crimen'', dijo Mir. ``La gente piensa que puede haber llegado el momento de un cambio''.
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