Escena: El jueves pasado, supuesto día de trabajo.
La nueva burguesía; la chavoburguesía. Los que se han hecho millonarios con bonos de deuda, con importaciones de comida, con importaciones de autos de lujo, cobrando comisiones por mover una paja, en el mercado negro del dólar, poniéndole la mano a todo bolívar que ven mal puesto por ahí
Por: Simón Boccanegra/TalCualDigital
Tiempo: tres horas y pico. Un restaurant de los muy caros en Las Mercedes. En las afueras varias camionetas 4x4, de lujo, dos docenas de choferes y guardaespaldas. Dentro, siete jerarcas de la chavocracia, no se sabe bien si guisadores por su cuenta o testaferros de los verdaderos. Dos botellas de etiqueta azul sobre las mesas; conversación sobre yates y aviones de unos y otros. Ostentación y echonería. El cuento me viene por un amigo ingeniero a quien uno de los chavócratas, abogado y viejo amigo suyo de los tiempos de pelabolas de ambos, lo ha citado en el sitio para atenderle un requerimiento.
Después de hora y media de calarse la gritería, el abogado llama aparte a mi amigo, para atenderlo. Durante la conversación, se acerca un mesonero e informa al chavócrata que otro de los participantes en el ágape se empeña en pagar la cuenta.
El abogado levanta la voz y para que todo el mundo oiga afirma que esa cuenta es suya y que no acepta que nadie más pague. Breve forcejeo verbal, a grito pelado y finalmente el amigo de mi amigo se hace de la cuenta y paga 18 mil bolívares fuertes.
Dieciocho millones de los viejos. Así, así es que se gobierna. ¿Quiénes son estos tipos? La nueva clase.
La nueva burguesía; la chavoburguesía. Los que se han hecho millonarios con bonos de deuda, con importaciones de comida, con importaciones de autos de lujo, cobrando comisiones por mover una paja, en el mercado negro del dólar, poniéndole la mano a todo bolívar que ven mal puesto por ahí.
La negación de todos los ideales y sueños de unos cuantos pendejos que todavía creen que esta mierda es una revolución socialista.
Por: Simón Boccanegra/TalCualDigital
Tiempo: tres horas y pico. Un restaurant de los muy caros en Las Mercedes. En las afueras varias camionetas 4x4, de lujo, dos docenas de choferes y guardaespaldas. Dentro, siete jerarcas de la chavocracia, no se sabe bien si guisadores por su cuenta o testaferros de los verdaderos. Dos botellas de etiqueta azul sobre las mesas; conversación sobre yates y aviones de unos y otros. Ostentación y echonería. El cuento me viene por un amigo ingeniero a quien uno de los chavócratas, abogado y viejo amigo suyo de los tiempos de pelabolas de ambos, lo ha citado en el sitio para atenderle un requerimiento.
Después de hora y media de calarse la gritería, el abogado llama aparte a mi amigo, para atenderlo. Durante la conversación, se acerca un mesonero e informa al chavócrata que otro de los participantes en el ágape se empeña en pagar la cuenta.
El abogado levanta la voz y para que todo el mundo oiga afirma que esa cuenta es suya y que no acepta que nadie más pague. Breve forcejeo verbal, a grito pelado y finalmente el amigo de mi amigo se hace de la cuenta y paga 18 mil bolívares fuertes.
Dieciocho millones de los viejos. Así, así es que se gobierna. ¿Quiénes son estos tipos? La nueva clase.
La nueva burguesía; la chavoburguesía. Los que se han hecho millonarios con bonos de deuda, con importaciones de comida, con importaciones de autos de lujo, cobrando comisiones por mover una paja, en el mercado negro del dólar, poniéndole la mano a todo bolívar que ven mal puesto por ahí.
La negación de todos los ideales y sueños de unos cuantos pendejos que todavía creen que esta mierda es una revolución socialista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario