Mira cómo se mueve, mira cómo salta, entre los carros, sin hacerle caso a los semáforos, que ahora son más inteligentes y te avisan cuántos segundos te quedan para llegar a salvo a la acera. Como buen capitalino, el hombre va para adelante, sigue con su meneo, si el conductor le reclama, seguro le saca el dedo.
Se dice que atravesar la calle entre motos y busetas es un deporte extremo que practican muchos caraqueños, para poner en juego sus piernas y destrezas. Lo malo es que algún conductor de mal humor o distraído con su blackberry no lo perciba, y como en la canción alguien le diga que por imprudente se lo tiene merecido.
Foto: Saúl Uzcátegui
Cort. TalCualDigital
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