martes, 12 de abril de 2011

El lobo se comió a Chacu/Simón Boccanegra 12abr11

 
Imagino a Santos diciéndole a Chacumbele "Aquí te tengo un amigo para que hables con él". Y lo sentó con Porfirio Lobo. Lo cierto es que esta conversa ya parece indicar que el degredo en que tenían metida a Honduras está a punto de terminar

Por: Simón Boccanegra/TalCualDigital
Juan Manuel Santos le pasó un strike a Chacumbele que lo dejó con los ojos claros y sin vista. Lo puso a hablar con Porfirio Lobo, el presidente de Honduras. Sin aviso ni protesto, Chacumbele se encontró, de pronto, departiendo con el hombre que sustituyó a su viejo mejor amigo, Mel Zelaya.

Este minicronista se acordó de la vez que Carlos Andrés Pérez metió de contrabando a Felipe González en la España que recién salía del franquismo, en su avión. "Aquí te traigo un regalo", le dijo al rey Juan Carlos. Y del avión saltó Felipe, todavía perseguido en España.

Imagino a Santos diciéndole a Chacumbele "Aquí te tengo un amigo para que hables con él". Y lo sentó con Porfirio Lobo. Lo cierto es que esta conversa ya parece indicar que el degredo en que tenían metida a Honduras está a punto de terminar.

Colombia, junto con Perú, Panamá, y algunos otros países, ya venían abogando por la readmisión del país centroamericano en la OEA. Chacumbele y su combo del Alba se oponían ferozmente pero, por lo visto, subterráneamente los partidarios de una normalización venían haciendo su trabajo y la inesperada y, en cierta forma, espectacular reunión de Chacu con Lobo, con Santos como facilitador, parece haber abierto el camino para la readmisión de Honduras en el organismo interamericano. Puesto que Chacumbele maneja el Alba a su antojo es poco probable que sus miembros se pongan duros.

Faltaría por ver qué van a hacer Brasil y Argentina. Pero, en todo caso, la realpolitik ha impuesto sus fueros en este caso. La verdad es que ya la exclusión de Honduras lucía insostenible. Superadas las consecuencias del golpe mediante el respeto al proceso electoral, ya en marcha cuando tumbaron a Zelaya, el veto a Honduras lucía como vacuo "principismo", sobre todo en esta América Latina de nuestros tormentos.

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