El presidente Santos ha dicho que en Venezuela ya no quedan los campamentos que las FARC hasta hace poquito tenían establecidos en nuestra comarca. En Colombia se armó un revuelo
Por: Simón Boccanegra/TalCualDigital
El presidente Santos ha dicho que en Venezuela ya no quedan los campamentos que las FARC hasta hace poquito tenían establecidos en nuestra comarca. En Colombia se armó un revuelo.
Uribe puso en duda las palabras de Santos y ayer me llamaron las cadenas radiales colombianas con una misma pregunta: “¿Usted cree lo que dice Santos?” Mi respuesta: “Esa pregunta tienen que hacérsela ustedes mismos. ¿Ustedes le creen o no a su Presidente?” Porque sus razones habrá tenido el Presidente vecino para afirmar eso.
Él no es ningún ingenuo y Colombia, al igual que nuestro país allá, tiene aquí suficientes espías e informadores como para saber a qué atenerse y para no poner a su Presidente a hablar pendejadas. De manera que algo de cierto debe haber. En definitiva, la cosa no tendría por qué extrañarnos.
Santos, con una política muy diferente a la de su antecesor, le ha sacado a Chávez mucho más que Uribe con su tónica camorrera, que tan bien se avenía con la gemela de Chacumbele. Es obvio que el tema de la presencia de las FARC en nuestro territorio no podía dejar de ser un tema siempre presente entre ambos presidentes.
Santos nunca iba a ceder en ese reclamo y Chacumbele, de alguna manera, se las ha arreglado para complacer a su “nuevo mejor amigo”, logrando, Santos dixit, que las guerrillas vecinas abandonen nuestro patio. ¿Diplomacia paralela, con las FARC, para “convencerlos”? ¿Decisión unilateral de éstas, para no complicarle la vida al viejo amigo? Vaya uno a saber.
Lo cierto es que cada vez van mejor las relaciones con Colombia y eso es excelente para ambos países, y también para eliminar de la panoplia política de Chacumbele el uso de ese pretendido aglutinante de sus menguantes filas, que es el patrioterismo anticolombiano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario