El ritual del 13 de abril volvió a sacarlos de sus casas, de las oficinas del ministerio y del puesto de la alcaldía para unirse a la fiesta del retorno. A la salida, los esperaba el jefe de patrulla para entregarles el kit de franela, gorra y koala y seguramente las instrucciones para cantar vivas al socialismo.
Muchos de ellos son compatriotas con derecho a seguir apostando a la revolución, pero conscientes de que, al terminar los festejos, al subir las escalinatas, se toparán con la misma basura, con la misma banda de delincuentes y con la nevera vacía.Cort. TalCualDigital
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