La edición aniversario de TalCual que hoy circula está dedicada al tema del "humor y el poder", mostrándonos la fuerza que el humor tiene como instrumento para desenmascarar las arbitrariedades y el abuso del poder, al convertirse en vehículo de la aguda crítica, particularmente cuando la represión exige de la presencia de mayores cuotas de ingenio para sortearla.
De alguna manera, este editorial pretende hacer una antesala a dicha edición, haciendo referencia a uno de Guerra Mundial.
los extraños casos en los cuales un hombre con mucho poder, fue capaz de ejercerlo con gran sentido del humor en uno de los momentos más graves que confrontó la humanidad: la II
Nos referimos a Sir Winston Churchill, primer ministro británico entre 1940 y 1945.
Hay un par de anécdotas de este singular personaje que vienen a cuento por los tiempos que vivimos de disidentes retornados y expropiaciones: En una ocasión Churchill daba un discurso en la Cámara de los Comunes y alguien de su propio partido, en pleno discurso, decidió pasarse al otro bando político en señal de airada protesta. Se levantó de su curul y avanzó hacia la bancada de la oposición.
Churchill, al ver aquello y el poder simbólico que el acto podía tener, lo desarmó con humor comentando: "Caballeros: es la primera vez que veo a una rata nadar hacia el barco que se hunde". Yo que él, habría hecho exactamente lo mismo.
En otra oportunidad, ya fuera del gobierno, se topó en el baño del Parlamento con su sucesor el primer ministro Clement Attlee, firme promotor de una política de nacionalizaciones y expropiaciones.
Al percatarse de su presencia y de que estaban sólo los dos, Churchill se dirigió al urinario más distante de su colega. Éste, al que no se le escapó el gesto, preguntó: ¿Qué sucede, Sir Winston? ¿Por qué se ha ido usted al otro extremo del baño? A lo que Churchill respondió: Lo siento, primer ministro, es que usted no puede ver nada grande y que funcione porque lo expropia.
Las anécdotas comentadas son un raro ejemplo en el cual el poder coloca el humor a su servicio. Es una pena que no todos los políticos sean tan inteligentes como lo fue Churchill, quien una vez, hablando del humor señaló: "La imaginación consuela a los hombres de lo que no pueden ser. El humor los consuela de lo que son".
Siga usted adelante, amable lector, disfrute de esta edición aniversario y adéntrese en el consuelo que el humor ha sabido darnos en estos tiempos tan... tan... interesantes...
De alguna manera, este editorial pretende hacer una antesala a dicha edición, haciendo referencia a uno de Guerra Mundial.
los extraños casos en los cuales un hombre con mucho poder, fue capaz de ejercerlo con gran sentido del humor en uno de los momentos más graves que confrontó la humanidad: la II
Nos referimos a Sir Winston Churchill, primer ministro británico entre 1940 y 1945.
Hay un par de anécdotas de este singular personaje que vienen a cuento por los tiempos que vivimos de disidentes retornados y expropiaciones: En una ocasión Churchill daba un discurso en la Cámara de los Comunes y alguien de su propio partido, en pleno discurso, decidió pasarse al otro bando político en señal de airada protesta. Se levantó de su curul y avanzó hacia la bancada de la oposición.
Churchill, al ver aquello y el poder simbólico que el acto podía tener, lo desarmó con humor comentando: "Caballeros: es la primera vez que veo a una rata nadar hacia el barco que se hunde". Yo que él, habría hecho exactamente lo mismo.
En otra oportunidad, ya fuera del gobierno, se topó en el baño del Parlamento con su sucesor el primer ministro Clement Attlee, firme promotor de una política de nacionalizaciones y expropiaciones.
Al percatarse de su presencia y de que estaban sólo los dos, Churchill se dirigió al urinario más distante de su colega. Éste, al que no se le escapó el gesto, preguntó: ¿Qué sucede, Sir Winston? ¿Por qué se ha ido usted al otro extremo del baño? A lo que Churchill respondió: Lo siento, primer ministro, es que usted no puede ver nada grande y que funcione porque lo expropia.
Las anécdotas comentadas son un raro ejemplo en el cual el poder coloca el humor a su servicio. Es una pena que no todos los políticos sean tan inteligentes como lo fue Churchill, quien una vez, hablando del humor señaló: "La imaginación consuela a los hombres de lo que no pueden ser. El humor los consuela de lo que son".
Siga usted adelante, amable lector, disfrute de esta edición aniversario y adéntrese en el consuelo que el humor ha sabido darnos en estos tiempos tan... tan... interesantes...
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