SIRTE, Libia (Reuters) - Tanques tripulados por combatientes del Gobierno interino libio bombardearon el lunes a partidarios de Gaddafi que resisten en la ciudad natal del ex líder, Sirte, mientras los aviones de la OTAN sobrevolaban la zona, listos para reanudar los ataques a la ciudad costera.
Mientras las fuerzas contrarias a Gaddafi que han avanzado desde el oeste mantenían sus posiciones disparando desde tanques desplegados a unos dos kilómetros del centro de la ciudad desértica, el repentino avance en el frente oeste realizado por decenas de camionetas armadas elevaron los ánimos entre los atacantes.
Sirte, atacada el domingo por aviones de la OTAN, se encuentra entre Trípoli y la ciudad oriental de Bengasi, ambas en manos del Consejo Nacional de Transición (CNT), cuyos combatientes tomaron la capital hace cinco semanas luego de seis meses de lucha.
Tomar Sirte sería un gran impulso para el CNT, que intenta lograr la credibilidad como Gobierno capaz de unir a las fragmentadas tribus y regiones libias y supondría un golpe para Gaddafi, al que se cree oculto en algún lugar de Libia.
Además, las organizaciones humanitarias están ansiosas por que se ponga fin a los combates en los últimos bastiones partidarios de Gaddafi, tras alertar sobre la situación de los civiles aislados en Sirte y Bani Walid, al sur.
Al este de Sirte, decenas de camiones del CNT equipados con artillería antiaérea y cargadas de combatientes avanzaron unos 10 kilómetros en la ciudad, según periodistas de Reuters.
"Hay una fuerte resistencia a las afueras de Sirte y hay francotiradores de Gaddafi, pero si Dios quiere podremos entrar esta noche en Sirte", dijo a Reuters el miliciano del CNT Emad al-Amamy.
Sin embargo, ese deseo se ha visto incumplido muchas veces en las últimas semanas.
Al oeste de la ciudad, las fuerzas del CNT se retiraron el domingo, según dijeron para dejar espacio a un bombardeo de la OTAN. Los enfrentamientos eran menos intensos que en los combates del sábado, según el frente occidental avanzaba unos pocos cientos de metros hacia el centro de la ciudad.
CIVILES ATRAPADOS
Tanto al este como al oeste, siguieron saliendo de la ciudad decenas de civiles en coches cargados con sus posesiones personales. Los combatientes del CNT comprobaban que no hubiera personas destacadas entre los que eran, y podrían seguir siendo, leales a Gaddafi.
Los grupos humanitarios quieren acceso a la ciudad.
"Estamos muy preocupados por la gente que hay dentro y cerca de Bani Walid y Sirte", afirmó Georges Cominos, responsable en Libia del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), en un comunicado.
"Se ha informado de que las reservas de comida y suministros médicos se están acabando en ambas ciudades. Estamos recibiendo muchas peticiones de que ayudemos a los heridos y vayamos en ayuda de los civiles en general", indicó.
Los partidarios de Gaddafi mostraron el domingo que siguen siendo una amenaza lanzando un ataque sobre el oasis de Gadames, en la frontera con Argelia, según miembros del CNT.
El CNT anunció también el domingo el hallazgo de una fosa común con los cuerpos de unas 1.000 personas asesinadas en 1996 por fuerzas de seguridad de Gaddafi en una masacre de presos en Trípoli.
Se trata de la primera prueba física encontrada hasta ahora de la masacre de la prisión de Abu Salim, un suceso del que se había hablado mucho en Libia pero que se ocultó durante años, creando una ira subterránea que terminó ayudando a la caída de Gaddafi.
Los supervivientes han dicho a los grupos de derechos humanos que los guardas alinearon a los presos en los patios al amanecer del 29 de junio de 1996, y miembros del personal de seguridad les dispararon desde los tejados.
Las revueltas que derrotaron a Gaddafi comenzaron por protestas relacionadas con la masacre de Abu Salim. En febrero, familiares de los muertos allí se manifestaron en Bengasi para pedir la liberación de un abogado que les había defendido.
Con el telón de fondo de las revueltas que derrocaron a los líderes autoritarios de Egipto y Túnez, las protestas ganaron impulso y lograron apoyo occidental.
Sin embargo, y pese a haber tomado la capital en agosto, los nuevos gobernantes dicen que no pueden iniciar el proceso que llevaría a las elecciones hasta que caigan Sirte y Bani Walid.
Las disputas internas sobre las competencias ministeriales les han impedido formar un gobierno provisional, aumentando la incertidumbre sobre el futuro de Libia.
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