Hace dos semanas Wikileaks dio a conocer unos 251.000 cables que diferentes embajadas de Estados Unidos enviaron al Departamento de Estado en 2007.
De cierto modo, no aportan nada nuevo. Los contenidos confirman lo que ya se sabía, o al menos se sospechaba, sobre todo lo revelado en torno a PDVSA, entre ellos:
1) Fadi Kabboul, un ex directivo a PDVSA, habría informado a diplomáticos estadounidenses que PDVSA había vendido petróleo con descuento de $20 por barril a la estatal petrolera China, CNPC, y que ésta lo revendía a más de $70 dólares el barril. Afirmó que el presidente Chávez se había indignado al conocer que los chinos revendían el petróleo venezolano en el mercado spot.
2) Que, cumpliendo órdenes del presidente Chávez, se habrían transferido $9 millardos de los fondos de pensiones de PDVSA, desde bancos de Estados Unidos a bancos de la Unión Europea. No obstante, otro entrevistado alegó que, por el contrario, el propósito de las transferencias era "esconder el dinero" (para que Chávez no se enterara de su existencia).
3) Se confirmaron las pérdidas que habría sufrido el Estado venezolano por la venta de diesel a Argentina. Se explica que PDVSA se vio obligada a comprar diesel a México durante tres años porque el diesel producido localmente no cumplía con las normas de contenido de azufre de Argentina.
4) Se ratificó que, por problemas en sus refinerías, PDVSA estaba importando 125 mil barriles diarios de componentes de gasolina a un costo de $4 millardos al año.
5) Los cables hackeados también señalan que PDVSA había perdido $3 millardos por sus ventas a Cuba que la estatal petrolera CUPET no pagó.
6) Uno de los entrevistados hizo mención de las pérdidas atribuibles a la inexperiencia de los traders de PDVSA y se comentó que la alta gerencia quería traders sin experiencia ya que eran menos probable que éstos se dieran cuenta de cómo robaban a la estatal.
Tal vez las revelaciones de Wikileaks puedan contener algunas inexactitudes o sus fuentes pudieran no ser muy confiables pero, en su conjunto, estarían confirmando hechos que ya eran secretos a voces en el país.
Lo triste del caso no es la corrupción e ineficiencia reveladas, sino la total incapacidad del Gobierno a enfrentar los problemas y castigar a los responsables.
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