Y mire usted el esfuerzo que hiciera en su momento la joven defensora de su puestico cuando, para convencernos, puso en órbita aquella explicación de que lo de la inseguridad no era una realidad sino una “sensación”. Y ahora viene Chacumbele y le baraja el juego. “Déjate de vainas, niña, qué sensación ni qué sensación, la cosa es de verdaíta y los muertos no son extras contratados por la oposición”. ¡Pobre muchacha! Pero Chávez tiene esas cosas
SIMÓN BOCCANEGRA/TalCualDigital
En una misma semana Chacumbele ha tenido dos Epifanías. Una, lo llevó a descubrir que lo de la crisis eléctrica no son maledicencias del escualidismo sino que es él mismo, es decir, su gobierno, quien tiene que ver con el problemón.
La otra, fue la súbita iluminación, que tuvo en medio de un consejo de ministros, de que el de la inseguridad ciudadana ciertamente es un asunto grave. Puesto que es la primera vez en doce años que se refiere al tema, excepto aquella vez que lo trató pero sólo para lamentar el asesinato de una médico cubano, habrá que convenir que el hombre en verdad está en un serio proceso de autoexamen. Ese asunto no existió jamás para él.
De pronto, cual Saulo en el camino de Damasco, no es que se cayó del caballo, tocado por un rayo, sino que con los codos sobre la mesa, con cara de reflexión profunda, nos soltó tan sorprendente y sensacional afirmación: la inseguridad es en verdad un problema.
Y mire usted el esfuerzo que hiciera en su momento la joven defensora de su puestico cuando, para convencernos, puso en órbita aquella explicación de que lo de la inseguridad no era una realidad sino una “sensación”.
Y ahora viene Chacumbele y le baraja el juego. “Déjate de vainas, niña, qué sensación ni qué sensación, la cosa es de verdaíta y los muertos no son extras contratados por la oposición”. ¡Pobre muchacha! Pero Chávez tiene esas cosas.
¡Cuántas veces no ha dejado en ridículo a sus ministros y otros adulantes negando teorías, hipótesis, teoremas, análisis, etc., etc., que aquellos sacan de sus escasas molleras para que luego de un tiempito venga el jefe y les enmiende la plana.
¿Podremos confiar en que ahora que Chacu ha visto dos veces la luz en una semana, por fin quepa esperar alguna acción que vaya más allá de los simulacros a los que nos tiene acostumbrados?
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