Según el ministro Héctor Rodríguez en los Juegos Panamericanos de Guadalajara no ganamos, pues, lo que merecíamos porque los árbitros conspiraron contra Venezuela
Simón Boccanegra/TalCualDigital
Ahora resulta que para el ministro Héctor Rodríguez, que ocupa, provisionalmente debe suponerse, el Ministerio del Deporte, fue el "arbitraje parcializado" una de las razones que explican la pobre performance de nuestra delegación en los Juegos Panamericanos de Guadalajara. No ganamos, pues, lo que merecíamos porque los árbitros conspiraron contra Venezuela.
Tal vez porque lo dio por implícito, el ministro no mencionó que la conspiración de los árbitros forma parte de la conspiración general que desde el "imperio" se alienta contra nuestro país. Es de cajón. Todo lo malo que le pasa al gobierno es culpa de otros, por lo general, gringos, nunca de su propia incompetencia.
Ya en días pasados el representante brasileño ante la Comisión de Derechos Humanos en la OEA había estallado, harto ya, de tanta teoría conspirativa y en tono entre burlón, sarcástico y molesto pidió a su homólogo venezolano que, como diríamos por aquí, "se lo sacaran". Ahora la teoría conspirativa se extendió hasta los predios deportivos.
En lugar de reconocer con franqueza y sentido autocrítico que no estuvimos a la altura de las expectativas y que a pesar del esfuerzo de nuestros atletas no se pudo ir más allá del octavo lugar, entre otras cosas porque no existe una real política deportiva nacional.
Nuestros nadadores se entrenan en Estados Unidos, los ciclistas en Francia y muchos otros también lo hacen fuera de nuestras fronteras. ¿Qué significa esto? Que aquí no sienten una verdadera atención. Ya Eduardo Álvarez, presidente del Comité Olímpico Venezolano, honradamente lo admitió. Pero Héctor Rodríguez piensa que o inventa una coba que al gran capo le resulte creíble o su propio cambur puede caerse de la mata burocrática. Así que inventó.
Simón Boccanegra/TalCualDigital
Ahora resulta que para el ministro Héctor Rodríguez, que ocupa, provisionalmente debe suponerse, el Ministerio del Deporte, fue el "arbitraje parcializado" una de las razones que explican la pobre performance de nuestra delegación en los Juegos Panamericanos de Guadalajara. No ganamos, pues, lo que merecíamos porque los árbitros conspiraron contra Venezuela.
Tal vez porque lo dio por implícito, el ministro no mencionó que la conspiración de los árbitros forma parte de la conspiración general que desde el "imperio" se alienta contra nuestro país. Es de cajón. Todo lo malo que le pasa al gobierno es culpa de otros, por lo general, gringos, nunca de su propia incompetencia.
Ya en días pasados el representante brasileño ante la Comisión de Derechos Humanos en la OEA había estallado, harto ya, de tanta teoría conspirativa y en tono entre burlón, sarcástico y molesto pidió a su homólogo venezolano que, como diríamos por aquí, "se lo sacaran". Ahora la teoría conspirativa se extendió hasta los predios deportivos.
En lugar de reconocer con franqueza y sentido autocrítico que no estuvimos a la altura de las expectativas y que a pesar del esfuerzo de nuestros atletas no se pudo ir más allá del octavo lugar, entre otras cosas porque no existe una real política deportiva nacional.
Nuestros nadadores se entrenan en Estados Unidos, los ciclistas en Francia y muchos otros también lo hacen fuera de nuestras fronteras. ¿Qué significa esto? Que aquí no sienten una verdadera atención. Ya Eduardo Álvarez, presidente del Comité Olímpico Venezolano, honradamente lo admitió. Pero Héctor Rodríguez piensa que o inventa una coba que al gran capo le resulte creíble o su propio cambur puede caerse de la mata burocrática. Así que inventó.
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