Buenos Aires, 19 ene (PL) El diferendo entre Argentina y Reino Unido por la posesión de las islas Malvinas se aviva hoy en un nuevo escenario en el cual Buenos Aires cuenta con el apoyo de Latinoamérica mientras Londres emite acusaciones rechazadas en la subregión.
El primer ministro británico, David Cameron, calificó la víspera de colonialista a Argentina por reclamar la soberanía sobre ese archipiélago, por considerar que tiene derechos geográficos, históricos y jurídicos.
Las declaraciones de Cameron, si no fuera porque se trata de un tema primordial en la agenda política de la administración de Cristina Fernández, parecerían un sarcasmo o un chiste al revisar la historia de la humanidad.
Al respecto, el ministro argentino de Relaciones Exteriores, Héctor Timerman, quien realiza una gira por Centroamérica en busca de apoyo para esta causa, aseguró que "la gente se ríe cuando lee eso en cualquiera de los países" que visita.
"Llama la atención que Gran Bretaña hable de colonialismo cuando es un país sinónimo de colonialismo", y Argentina es víctima de esa situación, remarcó el diplomático.
Lo que ocurre, según el canciller, es que Reino Unido decide reescribir la historia, dentro de la decadencia imperial, "un momento donde solo quedan resabios de colonialismo".
Pero lo más grave del asunto es el anuncio del gobierno británico acerca de la aprobación de un plan de contingencia para aumentar sus tropas en ese archipiélago del Atlántico sur, ocupado por Londres desde 1833.
De acuerdo con el diario británico The Times, Reino Unido tiene planes de desplegar rápidamente efectivos militares en las Malvinas a través de la isla de Ascensión, en el océano Atlántico.
Mientras Londres apela a su poderío bélico, el canciller argentino, asegura que el Gobierno nacional "no va a contestar ningún agravio en tono militarista".
Para Timerman, "la única vía que tiene Inglaterra para salir de este embrollo es la negociación directa con la Argentina".
Buenos Aires "cree en la resolución pacífica de los conflictos", dijo el ministro al tiempo que instó nuevamente a Londres a buscar una salida negociada del diferendo.
De igual modo, el vicepresidente, Amado Boudou, en ejercicio del Poder Ejecutivo, aseguró que Cameron "usa sin vergüenza la palabra colonialismo para un país latinoamericano".
"Colonialismo, una palabra que aún hoy deja el rostro humano de la exclusión", subrayó Boudou.
"Es lamentable, porque como mínimo es una falacia histórica lo que ha dicho sobre el colonialismo. Todo el mundo sabe lo que ha significado Gran Bretaña respecto del colonialismo durante siglos", enfatizó.
Lo cierto es que el endurecimiento de las palabras del gobierno británico contra Argentina en relación con la Cuestión de las Islas Malvinas, se produce en un momento en que Buenos Aires cuenta con el apoyo del Mercado Común del Sur, la Unión de Naciones Suramericanas y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
Los Estados Partes del Mercosur y Estados Asociados adoptaron una declaración el pasado 20 de diciembre mediante la cual prohíben el arribo a sus puertos de buques que enarbolan la bandera ilegal de las islas Malvinas.
Argentina, tiene además, el acompañamiento de Panamá, Honduras y El Salvador en la demanda sobre la soberanía del territorio insular.
Este miércoles, desde Brasil, el canciller, Antonio Patriota, quien recibía a su par británico, William Hague, expresó el apoyo de su país, como parte de los bloques regionales citados, a "la soberanía argentina sobre las islas Malvinas"
También manifestó el respaldo de Brasilia a las resoluciones de las Naciones Unidas que instan al gobierno argentino y británico a dialogar sobre ese tema.
En 1965, el Comité de Descolonización de la ONU dictaminó que en las Malvinas hay una situación colonial que se debe resolver por medio de negociaciones.
Hace 30 años, con la autorización del régimen militar de Leopoldo Galtieri, Argentina y Reino Unido se enfrentaron en un conflicto bélico, que terminó con la rendición de las fuerzas suramericana y la muerte de 649 militares argentinos, 255 británicos y tres civiles.
Ahora, el tema vuelve a calentar el diferendo, solo que desde Buenos Aires prima la cordura, y desde Europa se reviven ansias coloniales.
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