Foto: ADOLFO ACOSTA
JAVIER BRASSESCO | EL UNIVERSAL
En Los Frailes de Catia sucedió lo impensable: José Gustavo Velásquez, un albañil de 37 años, debió pagar 2.250 bolívares (25 unidades tributarias) por perturbar la tranquilidad de toda la comunidad con música estridente.
En Los Frailes de Catia sucedió lo impensable: José Gustavo Velásquez, un albañil de 37 años, debió pagar 2.250 bolívares (25 unidades tributarias) por perturbar la tranquilidad de toda la comunidad con música estridente.
Desde el Ministerio Público aseguran que no se trata de un hecho aislado, pues allí existe la firme intención de llevar ante la justicia a todos aquellos que organicen fiestas ruidosas hasta altas horas de la noche, bien en la vía pública o en sus propias viviendas.
"No hay jurisprudencia en el tema, ni hay doctrina, pero se comenzará a hacer, utilizando los procedimientos de falta que están contemplados en el Código Orgánico Procesal Penal. En estos casos se solicita a los tribunales de juicio la apertura de un procedimiento penal (abreviado) por hecho punible y el infractor (o contraventor) deberá pagar hasta 150 unidades tributarias, o 13.500 bolívares. Negarse a pagar lleva a la detención", explica un fiscal.
Los artículos que se invocan para sustentar estos procesos son el 506 del Código Penal (perturbación a la tranquilidad privada) y, en caso de reincidencia, el artículo 483, que sanciona la desobediencia a la autoridad.
Los vecinos que se vean afectados por alguna persona que perturbe la tranquilidad de su comunidad deberán comunicarse en primer término con la policía municipal respectiva, que es la que se encargará de levantar un informe. Muchas veces sucede que la policía va al lugar y pide que se baje el volumen, pero apenas se van los funcionarios el volumen vuelve a subir. En estos casos aplicará la reincidencia y desobediencia a la autoridad, y las multas serán mayores.
Antes el Sermat, órgano tributario de la alcaldía Metropolitana, se encargaba de estos casos, pero a esta alcaldía le fue quitada la competencia tributaria cuando Antonio Ledezma fue electo alcalde.
El comisario Manuel Enrique Furelos, director de Polisucre, relata que en el municipio estos casos ya se están llevando a la fiscalía cuarta municipal para que la Fiscalía actúe, pues la policía no puede sancionar. Francisco Hernández, juez de paz de Sucre, dice que a cada rato debe atender este tipo de casos: "Ahora mismo hay un caso en Villa Herminia, en Los Dos Caminos, pero hace nada también debí interceder en uno en la zona diez de José Félix Ribas. ".
Fiesta en el barrio
En los sectores populares las fiestas a todo volumen son la cosa más común. Betty Díaz cuenta que en el barrio Unión, en Petare, ya la gente está harta de la música que se coloca en el bulevar cada fin de semana, o en la parte del tanque del Fermín Toro, en El Cerrito: "Hemos llamado a la policía, pero la bajan y luego la vuelven a subir".
Y en Los Mecedores (La Pastora) denuncian que todas las madrugadas de sábados y domingos deben soportar el altísimo ruido que proviene de una camioneta de un policía de la zona y que estaciona entre las esquinas de El Carmen y Coromoto: "Hemos llamado al comando de la Guardia que está en Lídice pero nada, y todo el mundo le tiene miedo porque es un policía que además dispara tiros al aire en mitad de la madrugada", cuenta un vecino.
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