Por: VenEconomía
Hugo Chávez y sus segundones, al igual que sus mentores Castro, demuestran en cada paso, acción o palabra su vocación de dictadores.
En febrero de 1992, Chávez, bajo la careta de salvador de los pobres y aladín de la justicia social, lideró una intentona golpista contra el gobierno legítimamente constituido de Carlos Andrés Pérez cuya verdadera intención, tal como lo demostraban documentos filtrados en ese entonces, fue la de imponer una dictadura de corte comunista. El desarrollo de esa historia en los 21 años siguientes lo ha confimado.
Lamentablemente para el país, Chávez llegó a la Presidencia de la República en 1998 por la vía electoral, con falsas promesas de igualdad social, inclusión de los venezolanos, lucha contra la corrupción y respeto a la democracia y las libertades ciudadanas, entre otras.
Pero, tal como se ha evidenciado en estos 14 años ejerciendo el poder, Chávez ha antepuesto un proyecto político, dictado desde La Habana por los hermanos Castro, propinando golpe tras golpe a la Constitución de 1999 y tejiendo una red legislativa a la medida de sus caprichos revolucionarios.
Este lunes 4 de febrero, a 21 años del abortado golpe de Estado, con un Chávez ausente del país durante 57 días y con la gobernabilidad del país en el limbo, segundones chavistas usurpadores del poder celebraron actos conmemorativos para enaltecer el “heroismo” de los golpistas del 4F.
Olvidan estos engreídos revolucionarios que de ese día no hay nada que celebrar, pero sí mucho que lamentar. Ese 4F de 1992 pasó a la historia como un día sangriento, donde un grupo minúsculo de militares alzados mataron a más de 100 venezolanos inocentes, violaron las leyes y envilecieron al estamento militar al usar sus armas en contra del pueblo y del Primer Mandatario y su familia. Amén de que demostraron su incompetencia, falta de estrategia y errores tácticos que les impidió lograr sus objetivos.
El acto “conmemorativo del heroismo golpista” de este lunes, terminó siendo una síntesis de todo lo nefasto que ha sido la aventura chavista de imponer el castrocomunismo en Venezuela. Un acto cuyo escenario fue el Museo Militar, con actores de segunda sumisos a un poder extranjero, lanzados a dar discursos vacíos, altisonantes y amenazantes, con la intención de amedrentar a los militares que se atrevan a desviarse del proyecto castrochavista.
Por ahora, son los vencedores que escriben la historia. Pero, más adelante, este 4F será recordado como un día de infamia.
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