Por: VenEconomía
A finales de la semana pasada trascendió a la opinión pública que el Gobierno de China se negó a suscribir con el Gobierno de Venezuela un nuevo fondo de financiamiento a cambio de venta de petróleo a futuro por $15 millardos que le solicitara el Ejecutivo venezolano.
Este sería el segundo tropezón con la muralla china que se da el Gobierno chavista en sus gestiones de buscar las anheladas divisas provenientes de Beijing. La primera fue la negativa que le dieron los chinos al ministro de Petróleo y Minería, Rafael Ramírez, en diciembre de 2012, a sus aspiraciones de recibir los últimos desembolsos del acuerdo PDVSA-Banco de Desarrollo Chino por un poco más de $500 millones.
Las cuatro patas de la aparente ruptura de la luna de miel chino-chavista parecieran ser:
La primera, de carácter técnico debido al incumplimiento de los contratos en cuanto a la calidad del tipo de crudo y sus derivados (unos 640.000 barriles) que Venezuela viene enviando en contrapago de los más de $32 millardos recibidos del Banco de Desarrollo de China.
La segunda, por una importante divergencia en los intereses a futuro de ambos gobiernos. Esto debido a que el Gobierno venezolano, incumpliendo lo convenido en los fondos binacionales, no estaría aplicando los recursos en los proyectos financiados por éstos. Parece que la visión de desarrollo económico a largo plazo que tienen los chinos para Venezuela, diverge de la visión política-cortoplacista de los rojos revolucionarios. Los chinos piensan en términos de inversión, producción y el largo plazo; los chavistas en términos de dádivas y el corto plazo.
La tercera, la deficiente presentación de cuentas sobre los aportes adelantados, ya objetada por altos funcionarios chinos a mediados de 2012.
La cuarta, y poco comentada en la prensa nacional, es que los chinos están negados a firmar nuevos acuerdos ni renegociar condiciones de los acuerdos binacionales ya firmados hasta tanto no se aclare la ambigua situación constitucional generada por la invisibilidad y mutismo de Hugo Chávez desde hace más de 50 días.
De esta negativa de los rojos chinos a mantener abierto el chorro de divisas a los rojos venezolanos caben dos inferencias:
La primera, el grado de injerencia que Chávez y su combo han permitido en los asuntos internos del país a potencias extranjeras. Pues ya no solo se trata de la penetración de Cuba en cuanto manejo de Gobierno se refiere, sino ahora es China con voz en los planes de negocio del país gracias a la ingente hipoteca por petróleo a futuro que contrajo Chávez.
La segunda inferencia es que la solicitud de un nuevo préstamo, ahora por $15 millardos, pone de manifiesto lo que tantas veces ha advertido VenEconomía: La magnitud de la crisis de caja del Gobierno.
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