SANTIAGO BOCCANEGRA/TalCualDigital
La campaña electoral madurista ha mostrado la peor cara del relevo de Hugo Chávez: Cursilería, exageraciones, mentiras, mucho miedo y, a raíz de eso, amenazas por doquier. Con ellas buscan paralizar a la sociedad crítica.
La última fue del propio Nicolás Maduro, quien este lunes dijo que los gringos buscan, a través de la oposición que financian (entiéndase Capriles) "destruir la paz social de nuestro país" y anunció que en caso de lograrlo, lo que entendemos es en caso de que la Unidad gane las elecciones, "lo que podrían provocar es que esta revolución cambie de carácter y pase de la pacífica revolución que hemos tenido, de la democrática revolución que hemos tenido, a otras formas de lucha".
El sábado pasado, Diosdado Cabello dijo que "ustedes tenían que haber rezado mucho para que Chávez siguiera vivo, señores de la oposición, porque Chávez era el muro de contención de muchas ideas locas que a veces se nos ocurren a nosotros".
En su ensayo Psicología de la amenaza política y el miedo (1991), Elizabeth Lira Kornfeld escribe que "La existencia de una amenaza política permanente produjo una respuesta de miedo crónico (...) El miedo crónico deja de ser una reacción específica a situaciones concretas y se transforma prácticamente en un estado permanente en la vida cotidiana (...) La amenaza política genera un tipo de violencia invisible".
En Venezuela estamos enfrentando al desespero de quienes quieren aferrarse al poder del Estado. Ese desespero, ese miedo, los hace amenazar, los pone violentos, los hace empuñar el arma de los que no tienen la razón. La respuesta firme y sin caer en chantajes. Voto mata amenaza.
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