Por: VenEconomía
Van un poco más de cien días desde que Nicolás Maduro tiene las riendas del poder en Venezuela, y ya ha dejado a su paso pruebas evidentes de lo nefasto que sería si llega a ganar la Presidencia de la República por la vía de los votos.
Pongan oído al tambor:
El panorama económico se ha ennegrecido aún más de lo que ya estaba: 1) Una inflación acumulada de 5%, en los primeros dos meses de 2013, casi el doble de la acumulada para el mismo lapso del 2012. 2) Los niveles de escasez en el Área Metropolitana de Caracas son los más altos desde 2008. 3) Las reservas Internacionales líquidas totalizaban tan solo $4,03 millardos al 28 de febrero, poco menos de cuatro semanas de importaciones ($4,13 millardos).4) Ya evidencia fuertes dificultades para seguir accediendo a deuda externa, debido a la baja confiabilidad de los socios chinos y rusos en su gestión. 5) Las divisas para el gasto se secaron y decretó dos devaluaciones en menos de un mes; la primera que llevó a una pérdida de 31,75% del valor de la moneda y la desaparición del SITME, el mecanismo alterno para accesar a divisas fuera de Cadivi; la segunda mediante un sistema de subasta aún en proceso de instauración, que se vislumbra discriminatorio, nada transparente y con poca efectividad para satisfacer la demanda de divisas que pueda garantizar la buena marcha del país.
Por el lado de lo social, la inseguridad sigue al galope contabilizando unas 4.500 víctimas fatales de la delincuencia, en estos 105 días de Nicolás con el poder de mando. A lo que se agrega, mayor clima de protestas de todo tipo, incluyendo un incremento de las manifestaciones que reclaman derechos políticos y una profundización de la violencia verbal y física del sector oficialista contra toda oposición al régimen.
En lo político se observa, que los agentes del oficialismo que representan poderes públicos han perdido las amarras de la compostura democrática, amenazando a diestra y siniestra a dirigentes de la oposición con medidas penales que escapan de su competencia, tal como es el caso de diputados asegurando prisión al gobernador Henri Falcón y otros, sin que medie juicio alguno o comprobación de delito.
El colmo: el encargado de la Presidencia y candidato del difunto Chávez, Nicolás Maduro, este fin de semana incurrió también en esta falta de respeto a la independencia de poderes que obliga la Constitución Nacional, al pedir perentoriamente a la Asamblea Nacional que aprobara este martes la Ley que Regula la Compra y Venta de Vehículos, evidenciando dos hechos nada promisorios: 1) Que también está contagiado de ambiciones totalitarias a la usanza castrista. 2) Que seguirá destruyendo al sector privado de la economía, pues la Ley de marras, tal como está redactada, es por igual terriblemente perjudicial para compradores y vendedores de vehículos. Con el supuesto de combatir la especulación fijaría precios unilateralmente, prohibiría la oferta de servicios por cualquier medio de comunicación y crearía penas de prisión para infracciones.
Si Maduro hubiese querido dar señales de que en su mente se prioriza el bienestar colectivo, habría anunciado políticas sensatas para la industria y el comercio tendentes a reactivar al sector productivo y a aumentar la inversión, la producción y puestos de trabajo.
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