El voto no puede ser escombros de una democracia en ruinas.
Las rectoras del CNE son las cabezas de un poder dedicado a garantizar el derecho a elegir del pueblo, de cuidar la voz ciudadana a través del sufragio.
Sin embargo, tardaron tanto en decir algo sobre las auditorías solicitadas que cualquiera piensa que ellas no defienden nada de lo anterior, sino a unas máquinas.
"El voto es electrónico, no se pueden contar las papeletas", decían como si revisar el proceso no pasa por contar uno a uno esos "simples recibos" y compararlos con los cuadernos de votación. Pero además, asumieron que el reclamo de uno de los candidatos es algo individual, o en todo caso de un grupo llamado Comando Simón Bolívar
Sin querer entender que esas personas, particularmente el líder, representan a 7 millones y pico de personas que ellos mismos le adjudicaron en su boletín.
Es medio país reclamando un derecho, y una institución boicoteándolo. El registro de huellas se solicitó el 7-O y el 16-D, en ambos casos el CNE dijo que lo daría y no cumplió.
Ahora de nuevo ha sido una lucha para que lo muestren, ¿a qué temen? ¿qué hay allí escondido? Los votos "de verdad" valen, los que sean de mentira hay que detectarlos y descontarlos. Porque el voto no puede ser escombros de una democracia en ruinas.
TalCualDigital/NDO
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