SIMÓN BOCCANEGRA/TalCualDigital
El ministro de propaganda Ernesto Villegoebbles armó un video para contar "la verdad" de los trancazos en la Asamblea Nacional. El material, transmitido en cadena, dejaba a los del PSUV más al descubierto como los violentos en el Parlamento.
Pretendieron mostrar que diputados opositores conversando entre ellos era una acción conspiradora (lógico, porque según Diosdado hablar es delito), que la diputada Nora Bracho tuviera una corneta de aire comprimido (como la de Tom & Jerry) que dijeron es un gas químico, que la silla que lanzó un opositor fue la que le rompió la cara a Julio Borges, que el pito que sonaba Américo de Grazia era un arma letal. Es una tragicomedia.
Villegoebbles asumió la tarea de taparear lo que pasó en realidad allí. Además, pasarlo por cadena es una admisión de que ANTV no hizo su trabajo de mostrar lo que ocurre dentro del Hemiciclo y censuró el asunto.
Es que los del PSUV que optan por los puños saben del manto protector que Villegoebbles les pone a su violencia, censurando, invisibilizando, omitiendo y manipulando la señal de ANTV. Curioso, porque a la vez que sucedía la trifulca, el ministro aseguraba en VTV que los medios deben tener ética, y no "invisibilizar" al gobierno. La moral, Ernesto, la moral.
Pero además Villegoebbles es tan balurdo montando cadenas que al poner un video sin audio y con "música de drácula", sin explicación, sino solo un chorizo de imágenes, brindó a la audiencia de radio, enorme en todo el país, varios minutos de "la nada".
¿Se justifica? El País de España editorializó ayer que a Maduro le quedó grande el cargo. Nosotros decimos lo mismo del ministro de propaganda, quien con sus acciones no solo decidió enterrar junto a Chávez su título de Periodista, sino el nombre del Ministerio de "Información y Comunicación".
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