Hay una grave escasez de divisas para un país que se ha acostumbrado a ser ante todo importador. Se ha destruido buena parte del aparato productivo con un estatismo que ha fracasado. Y además los cambios que se requieren implican otra fuerte devaluación
LUIS CARLOS PALACIOS/TalCualDigital
La situación económica del país se ha tornado extremadamente complicada. Las soluciones que se aconsejaron al comienzo del año ya "no se pueden aplicar". O mejor dicho, se pueden aplicar, pero sus resultados negativos se verían en forma inmediata.
Se ha dejado pasar el tiempo y Venezuela parece deslizarse hacia un punto ya conocido: otra profunda devaluación a comienzos del año que viene y la continuación de la crisis.
Tres son los desequilibrios básicos que existen en la economía. Primero, la destrucción de buena parte del aparato productivo y su reemplazo por el "socialismo del siglo XXI": el estatismo como máxima expresión.
Segundo, escasez de divisas para un país que se ha acostumbrado a ser ante todo un importador, y tercero, una política fiscal cum monetaria exageradamente laxa. El primer desequilibrio es la base de los otros dos, y supone el reemplazo de buena parte del aparato productivo por producción estatal, profundamente ineficaz y corrupta.
La escasez de divisas se percibe si se contabilizan adecuadamente las exportaciones petroleras. Las que realmente se pagan son las que van a los EEUU, una exportación menor 900.000 de barriles diarios, y a la India.
El resto de las exportaciones van al Caribe, incluyendo a Cuba, a China, que son el pago por el préstamo anteriormente otorgado, y otras pequeñas.
Calculando el precio del petróleo alrededor de los 100 dólares el barril, se tendrían alrededor de 42 mil millones de dólares al año de exportación petrolera.
La diferencia con las exportaciones que aparecen en la balanza de pagos del Banco Central de Venezuela es gigantesca: en el primer semestre las exportaciones petroleras habrían sido de 42.940 millones de dólares.
Obviamente se está incluyendo, cuando menos, las exportaciones que van al Caribe y a China.
En verdad solo se está cobrando 42 mil millones de dólares ya que las exportaciones a China las pagamos básicamente en forma diferida con el petróleo que enviamos a ese país y las del Caribe prácticamente no se cobran.
Nuestra producción aproximada es de 2,54 millones de barriles diarios (incluyendo el consumo doméstico) con tendencia a la baja. Esta es la triste realidad y lo que explica escasez extrema en las reservas internacionales.
EL ÁREA FISCAL ES UNA TRAGEDIA
Una de las salidas que se recomendó a comienzo del año fue transformar sustancialmente nuestras relaciones petroleras con el Caribe y subir el precio doméstico de la gasolina, para tener un incremento en las divisas. Con ello se obtendrían alrededor de 8 mil millones de dólares. Solo queda constatar que se ha dejado pasar el tiempo sin ninguna modificación.
En el área fiscal y monetaria está la otra tragedia.
Tenemos un déficit fiscal muy alto acompañado por una política monetaria exageradamente laxa.
El déficit fiscal es aproximadamente 16,2% superior al de 2012, año donde el déficit fue extremadamente alto, alrededor del 12% del PIB. Por otro lado el Banco Central de Venezuela se ha dado a la tarea de "imprimir" dinero para mantener un nivel de gasto exageradamente elevado, adecuado a la elevada carga estatal.
El último año, desde Julio 2012 a Julio 2013, la liquidez monetaria ha crecido 55%, gracias en buena parte a la impresión de dinero por parte del Banco Central.
La combinación de un déficit fiscal alto con una política monetaria laxa es el mejor alimento para la inflación, la cual se espera que llegue al 44%. El tipo de cambio "negro" está a niveles extremadamente altos (es más 600% más alto que el controlado).
Se acumulan los problemas, básicamente la escasez (el índice de escasez está alrededor del 20%) y la deuda.
Estamos ya en el mes de octubre, a menos de tres meses para que finalice el año. Los cambios que se requieren implican otra fuerte devaluación, quizá pasar el tipo de cambio controlado de 6,30 bolívares por dólar a 11 o 12 bolívares por dólar, tratando de ajustarse desde el lado fiscal y monetario.
Ello tendría una primera etapa de alta presión inflacionaria y ante esta alternativa posiblemente la devaluación se pospondrá.
El cambio de régimen posiblemente se presentará después de las elecciones de diciembre. Exactamente cuáles serán es difícil decirlo, pero igualmente difícil será mantener la situación sin cambios.
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