Por: VenEconomía
Lo advirtió Nicolás Maduro, lo ratificó el vicepresidente Jorge Arreaza, lo vociferan en coro todo el séquito de adeptos al castrocomunismo: El socialismo del siglo XXI se profundiza, se radicaliza para no dar marcha atrás.
No basta para ello que el Ejecutivo Nacional tenga en su puño al resto de los cuatro poderes públicos, que por mandato constitucional deberían ser autónomos, y a todo el estamento militar, que también constitucionalmente debería ser independiente de toda parcialidad política. Ni le basta tener en sus manos a 21 gobernaciones de estado, de las 24 que tiene el país. Menos aún basta que disponga y haga lo que le venga en gana con los recursos de la nación y de las divisas que genera el petróleo.
Tampoco basta para atornillar el proyecto que Castro y Chávez formatearon para el país, tener el dominio casi por completo del sector productivo nacional, y de quién, qué, cómo, cuánto y cuándo se importa lo que se requiere para producir, para que marche el país y para mal alimentar a la población.
Obviamente que tampoco basta que tengan el dominio de cuanto medio de comunicación exista en el país, bien porque ya lo tomó para sí el gobierno, o bien porque la coacción los conmina a la autocensura.
El castrocomunismo requiere más, mucho más. Requiere la sumisión de la dirigencia política que con mesura disiente del proyecto, exige la entrega del resto del sector privado que a duras penas sobrevive a los controles y a las penas de la infinidad de leyes castradoras de las iniciativas. Y sobre todo le es imperiosa la rendición de los millones de venezolanos que le han dicho una y otra vez a través del voto que quieren vivir en democracia y en libertad.
Para cristalizar esos propósitos, Maduro, con mandato cuestionado y con dudas razonables de su nacionalidad, pidió (y le darán) poderes especiales para atornillar la radicalización, en lo político y en lo económico.
Mientras tanto, ya puso en marcha al Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria (Cesppa), el cual “solicitará, organizará, integrará y evaluará las informaciones de interés para el nivel estratégico de la nación, asociada a la actividad enemiga interna o externa, provenientes de todos los organismos de seguridad e inteligencia del Estado y otras entidades públicas y privadas, según lo requiera la Dirección Político-Militar de la Revolución Bolivariana”. Ver Gaceta Oficial 40.266 del 7 de octubre de 2013.
El mayor general Gustavo Enrique González López, comandará al nuevo ente según la Gaceta Oficial número 40.268 del 10 de octubre de 2013.
El Cesppa, como bien recuerda Edgar López en El Nacional de este jueves es copia casi al carbón del Centro Situacional de Estudios de la Nación (CESNA) que creó Chávez en 2010 y que está en proceso de sentencia en el TSJ tras la impugnación que hicieran ante el máximo tribunal el Colegio Nacional Periodistas, el Sindicato nacional de Trabajadores de la Prensa y la ONG Espacio Público.
El Cesppa, al igual que el Cesna desconoce las garantías constitucionales para el ejercicio de la libertad de expresión y el derecho a la información, impone la censura a los funcionarios públicos, abre espacio para arreciar el abuso de poder por parte del gobierno e implica el riesgo de que se violen derechos ciudadanos, tal como advierten los representantes de Espacio Público. Para VenEconomía es un paso más hacia el oscurantismo al que se empuja a Venezuela.
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