Por: VenEconomía
A pesar de los discursos que venden la revolución castro comunista como una de las maravillas del mundo, pareciera que la crisis económica y financiera que ha gestado en Venezuela llega a tal punto, que estaría obligando al Ejecutivo Nacional a implementar ajustes ortodoxos similares a los que podría recomendar el Fondo Monetario Internacional.
Los estaría aplicando de manera nada transparente, soterradamente a fin de evitar reconocer que la revolución ha fracasado al generar el mayor desbarajuste económico en tiempos cuando el país ha recibido los mayores ingresos petroleros.
Aquí algunas señales de por dónde van los tiros:
Hace unas semanas el gobierno eliminó el subsidio a los productos vendidos en la red de distribución pública (Mercal, PDVAL y abastos bicentenarios). El resultado: Un incremento de entre 18% a 183% en los precios de los productos básicos que se comercializan en la red. Aunque la razón esgrimida para justificar la abrupta medida fue “para desalentar el contrabando”, la verdadera razón parecería tener que ver con las fuertes restricciones presupuestarias que acongojan al Ejecutivo Nacional.
Paralelamente, se filtró a la opinión pública la oferta del gobierno a los empresarios de establecer informalmente una especie de “pacto de caballeros”, por medio del cual se conviene que si los productores e importadores continúan vendiendo a la red Mercal, PDVAL y mercados bicentenarios a precios regulados, les permitirían vender a precios de mercado a otros detallistas y distribuidores privados. La gran mayoría de los empresarios no aceptaron la propuesta, insistiendo que esta tiene que salir publicada en la Gaceta Oficial. Aún así, lo importante es que el gobierno está dispuesto a permitir los aumentos de precio necesarios.
En materia cambiaria también dieron un pasito pa´lante, con el SICAD II, un mecanismo ofrecido como de mercado libre en el que residentes y empresas domiciliadas en Venezuela pueden comprar dólares y bonos soberanos y de PDVSA denominados en dólares y cualquiera que esté interesado en venderlos, también puede hacerlo, sujeto a dos restricciones razonables: que el vendedor deposite los dólares o los títulos que se van a vender en una cuenta en dólares en un banco venezolano y que se demuestre que el origen de los fondos es legítimo.
Además de que despenalizaron el hablar o mencionar el precio del paralelo.
Otra medida ortodoxa es la que busca restringir la liquidez aumentado en dos puntos el encaje legal a las instituciones financieras, las cuales ahora deberán mantener un encaje mínimo de 21,5%.
También, se informa que el BCV piensa aumentar en dos puntos, las tasas activas y pasivas de la banca.
Estos ajustes sin contar los adelantos informativos, que revelan las intenciones de quitar los subsidios a las tarifas eléctricas y a la gasolina.
Resumiendo, reducción o eliminación del control de precios, liberando la tasa de cambio y medidas para restringir la liquidez conforman una aproximación a un programa ortodoxo de ajuste, lo que tiene que ser positivo para la economía y el país.
Pero que nadie se equivoque, estas medidas estarían impulsadas por la realidad económica, mas no por sanas intenciones de ir a una economía de mercado transparente. Improvisaciones constructivas, pero la revolución castrocomunista sigue.
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